Desde mi anterior incursion, que por otra parte no fué sino la segunda, ha transcurrido una intensísima semana que me ha tenido alejado de mi deseo de ir volcando aqui mis sensaciones.
Como dije el último día, mi pareja, mi encatadora Ipi, había preparado una escapada de dos días y una noche para celebrar mi cumple, mi paso a través de los 65 años, lo que yo he venido denominando estos días «mi entrada en la tercera edad». Asi pues, el martes dia 5 quede citado a mediodía para salir de Coruña rumbo a no-se-donde, e incluso ella puso el navegador del coche sin yo saber hacia donde salíamos.
El destino resultó ser el Parador de Santo Estevo, junto al rio Sil, al que yo había manifestado ganas de ir desde hace tiempo. La verdad es que la elección fué perfecta: había poca gente, con lo que pudimos disfrutar de todas las comodidades del parador sin ningun tipo de agobios, con una excelente atención por parte de todo el personal y con un tiempo que también nos acompaño puesto que aunque a la ida el cielo estaba
encapotado, a la mañana siguiente amaneció un dia
soleado que nos permitió paseos al aire libre y un gran disfrute de los paisajes, la vegetación y el delicioso entorno de aquellos parajes. Ya el mismo martes, antes de ir a dormir aprovechamos para recorrer todo el edificio del Parador, con sus esplendidos claustros, el spa, una deliciosa y tranquila cena y finalmente una copa en un tranquilo y agradable salón que tuvimos para nosotros solos.
A la mañana siguiente, tras el desayuno y un paseo por el bosque que rodea el edificio del antiguo monasterio nos desplazamos hasta la zona de Amandi, para una degustacion en una bodega donde también Ipi había
reservado la comida. La bodega era Algueira, y resultó un pequeño chasco porque tuvimos que esperar y ante la poca atencion de los propietarios finalmente nos marchamos sin decir nada, para reorganizarnos la ruta. Comimos en el Parador de Monforte, donde estuvimos solos, y tras la comida una visita a la bodega de Rectoral de Amandi, para luego hacer un recorrido al borde
del rio y disfrute del excelente paisaje desde algunos miradores de los que abundan por todo ese recorrido, para finalmente regresar a Coruña a dormir.
En definitiva, un espléndido regalo de cumpleaños para hacer la transición a la etapa de jubilado y preparar el acceso a las ventajas de la tercera edad manteniendo el vigor y la ilusión de esta que está siendo la mejor etapa de mi vida.








