22 de julio de 2006. Etapa larga y dura, ya que avancé para recuperar ritmo y dar un empujón importante. Fueron casi 34 kms. Empecé sobre las seis y media de la mañana y con las prisas
me dejé olvidadas en el albergue las botellas de agua. No me dí cuenta de ello hasta bastante rato después, cuando al encontrarme con otra chica en el camino y para evitar bajar la mochila le pedí que me cogiera la botella y vió que no la llevaba. Esa chica me dió a beber agua de la suya e incluso un poco más tarde ella misma y otro chico
que la acompañaba me dieron sendas naranjas que me permitieron aguantar la sed en el largo trayecto hasta Viana (casi 12 kms desde Sansol). Precisamente en Viana estaban en fiestas y con ese motivo estaba casi todo cerrado. Aun así en el único café que estaba abierto conseguí algo de fruta y agua para poder continuar el recorrido. En el café me ofreció sentarse a su
mesa una italiana que al final se ha alojado en el mismo albergue que yo en Navarrete, mi final de etapa. También el matrimonio danés llegó a este albergue.
En cuanto al trayecto de esta etapa,
la cosa fué bastante bien hasta llegar a Logroño, cuando llevaba recorridos unos 21 kms. Allí hice una parada para descansar y cuando reanudé la marcha era casi la 1 de la tarde, con lo que el recorrido posterior hasta Navarrete se hizo muy pesado debido al calor. Hube de hacer varias pequeñas paradas para refrescarme. Y a mi llegada al final de la etapa, me fuí a la piscina municipal, lo
que me permitió pasar el resto de la tarde relajado y refrescándome cada poco rato para soportar el calor. De todos modos, tengo los piés bastante machacados.
Navarrete es una localidad que está bien, hay mucho ambiente. La cena fué excelente: gazpacho, conejo con caracoles y helado, y un café para terminar.