11 de abril. Hoy la etapa comenzó un poco más tarde que ayer, debido que hasta las 8 no servían los desayunos en La Posada. La noche fue buena y aunque estuve viendo tv un rato, dormí suficiente. El desayuno más completo que el de ayer.
De modo que a las 8,51 me puse a andar. Hacia fresquito (frío diría alguien que yo me sé) pero objetivamente la temperatura era de 8 grados, así que al caminar con mi polar fue suficiente y no tuve que llevar más abrigo. La etapa de hoy transcurrió en su mayor parte por senderos entre arboleda y por tanto muy agradable.
Solo cabe señalar como algo anacrónico el que durante un par de quilómetros el piso es hormigón pero aun así el recorrido de hoy es de los que consideró mejores. Hubo bastantes subidas y bajadas pero aunque algunas son muy pronunciadas, se superan sin problemas. Otra particularidad es que se atraviesan numerosas fincas en las que hay que ir traspasando vallas que imagino están puestas para evitar que los animales se salgan.
Como de costumbre camine solo, pero cuando llegué al lugar donde hay un pequeño recordatorio por un japonés que murió hace años allí haciendo el Camino, me topé con Truus, mi compañera de habitación de la primera noche. Resulta que no es polaca sino holandesa (Holland y no Poland como yo había entendido). Caminamos juntos un rato, hasta que ella quiso hacer una parada y yo continué y poco más adelante me encontré con los franceses, con quienes camine tambien un rato hasta que se quedaron atrás.
Al llegar yo a Zubiri me pare a tomar algo en un bar donde tenían Estrella Galicia y justo cuando yo salía de allí aparecieron en grupo los franceses y la holandesa, con lo que me quede a acompañarles puesto que según me habían dicho unos y otros tenían pensado terminar la jornada en Larrasoaña, como yo. Con lo cual hicimos en grupo los 5 últimos quilómetros de la etapa.
Hoy, al pasar por la fuente que esta después de Burguete, recordé mi paso por allí hace 11 años, cuando una chica me dio árnica para el dolor y una crema para las piernas, y sobre todo allí aprendí que el camino hay que hacerlo sin rigideces, abierto al devenir de cada día.
Hoy estoy alojado en el albergue municipal de Lasarroaña, que esta aceptable. Como fue aquí donde mande la mochila, no me pareció ético cambiarme al otro que hay, privado, según acabo de saber y en el cual se alojan mis compañeros de etapa aunque luego vendrán a recogerme para cenar juntos.
Para mañana ya he reservado en el albergue de Zariquiegui, una etapa similar a la de hoy.
