18 de abril. Etapa rápida y fea, ese sería el resumen rápido de la de hoy. Empecé sobre las 8 de la mañana, y como había cafeterías abiertas, pude desayunar antes de partir. La salida de Santo Domingo es igual de fea que la entrada, y además en esta etapa la ruta, en más de tres cuartas partes del trayecto, circula por un camino paralelo a la carretera N-120, con lo cual el ruido es el acompañante constante del peregrino.
Los 7 primeros quilómetros, que es la distancia hasta Grañon, los hice a una media superior a los 6 km/hora. Y allí hice una primera parada, para tomar un café y unas frutas. Grañon es el último pueblo de La Rioja, puesto que poco después se entra en la provincia de Burgos.
Y el primer pueblo de esa provincia es Redecilla del Camino, al que siguen otros menores, como Viloria de Rioja, cuna del santo de la Calzada.
Todo ese trayecto hasta Belorado, que como ya dije es feo, lo hice de un tirón, a una media muy alta, y durante ese tramo me encontré a Truus, que caminaba junto a un coreano. Me comentó que ayer se encontró a Wolfang, a quien yo tambien había visto, y a cada uno nos preguntó por el otro,
puesto que se habían habituado a vernos caminar juntos. Wolfang paraba ayer su recorrido para regresar a su país. Tras caminar un rato junto a ellos comentando esos detalles, yo seguí a mi ritmo, como digo sin parar hasta Belorado, donde ya sí que hice un buen descanso y aproveché para comer algo. En el mismo lugar estaba una pareja de españoles a los que vi todos estos días y que hoy tambien paraban para regresar a casa.
Y desde Belorado, de nuevo de una tacada hasta Villambistia, mi destino de hoy. Es un pueblo minúsculo, pero el albergue al que vine, que es municipal está muy bien. Tiene solo 14 plazas, pero la hospitalera es muy atenta, las camas, duchas y aseos están bien, y por 15 euros nos dan sabana, almohada, alojamiento, cena y desayuno. Una bicoca. Pero lo mejor es que tiene una preciosa terraza en la cual hoy se podía tomar el sol de maravilla mientras se reposaba del camino. Hice colada y allí se seca tambien estupendamente.
Mis pies siguen impecables y únicamente hoy, que no me quite el polar en todo el recorrido, note al ducharme que en los brazos me habían salido esas pequeñas ampollas de agua que en ocasiones me aparecen cuando hace mucho calor.
La cena ha sido de lo más heterogéneo. Estábamos 8 personas, de las cuales 3 alemanes, 2 francesas, 1 neozelandesa, 1 Ingles y yo. Se hablaba entre Ingles y francés, tambien con algo de español, y muy buen ambiente general. Las francesas dedican cada año 15 días y en este han empezado en Logroño. Un matrimonio alemán viene desde Pamplona, tambien continuando ruta de otros años. El inglés es un policía (detective) que viene de nuevas. El otro alemán tambien acaba de empezar y la neozelandesa es una que viene desde el primer día al mismo ritmo que yo y de la que en algún momento comenté que era alemana. En cuanto al menú, muy bueno: pasta bien preparada, pollo con una salsa exquisita y luego postre. Yo he ido ahora a tomar un café y la hospitalera me ha invitado. Me dice que de forma habitual en el pueblo duermen 9 vecinos, aunque en estas fechas de Semana Santa ha estado todo lleno, con más de 300 personas.
‘El Camino te hermana. Lo poco que lleves deberás estar dispuesto a compartirlo porque aunque empieces el Camino en solitario, lo harás en compañía’.
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