19 de abril. Hoy el día empezó más temprano porque todo el mundo en el dormitorio se puso en marcha sobre las 6,30 de la mañana. Como la hospitalera había dejado preparado desayuno, pude tomar un par de frutas, un café con leche y unas magdalenas antes de iniciar la marcha, lo que da una ventaja adicional al día, ya que se sale mejor pertrechado. Hay que felicitar el buen hacer de Inmaculada, la hospitalera de Villambistia que tiene el albergue muy cuidado y preparado y atiende bien a sus huéspedes. Ayer, sin ir más lejos, cuando yo llegué había facilitado a las francesas un barreño con agua y vinagre para relajar los pies, y les dio además un gel para después. Y a la noche, cuando el partido del Madrid se fue a la prórroga, aguanto hasta el final con los parroquianos que quedaban, lo que me permitió a mi tambien verlo hasta el final.
Y volviendo a hoy, esta mañana estaba arrancando poco después de las 7,20 por lo que pude ver salír el sol ya de camino. Hacía frío y salí bien pertrechado, y para muestra de la temperatura cuando llevaba circulados casi 4 km, a las 8 todavía el
campo estaba con la helada de la noche. Salí tras el matrimonio alemán, aunque enseguida les deje atrás y no volví a ver peregrinos hasta 9 km después. La ruta transcurría hoy más alejada de la carretera y solo se volvió a juntar al llegar a
Villafranca Montes de Oca, tras 5 km de ruta. En ese punto hice una breve parada para tomar un café y aligerar peso de la mochila interna. A partir de ahí, hay algo más de 2 km de dura subida, el primero de los cuales con rampas muy empinadas de esas que quitan el aliento. Y desde ese punto, el camino abandona la carretera y discurre por un amplio sendero, entre pinos y carballos. En el tramo que discurre
después del alto hay una zona de descanso donde alguien ha puesto objetos decorados y alguna chorrada adicional. Al llegar al km 11 hay un pequeño monumento levantado en 2011 a raíz de descubrirse allí una fosa común de asesinados durante la guerra.
La ruta sigue por el sendero hasta San Juan de Ortega, a 18 kms del inicio, donde hay un monasterio en rehabilitación. No hice parada más que para tomar unas fotos, ya que en cada parada de descanso se pierde ritmo y cuesta más recuperar la marcha.
Tras San Juan, ya directo hacia Atapuerca, donde sí que hice una parada de descanso y para reponer fuerzas. En mi paso anterior por esta localidad, recuerdo al amigo Luis Carrascosa, con quien había hecho una parte del trayecto. Plátano, café y una palmera en una panadería situada
estratégicamente fue lo que me metí como reconstituyente. En ese momento iban ya recorridos 24,5 kms y como solo restaban 6 km a mi destino previsto, empecé a barajar la posibilidad de andar algo más. Pero cuando me encontré que en esos kms que restaban la mayor parte eran una dura subida y la consiguiente bajada a través de un inhóspito pedregal que machaca los pies, llegue a la conclusión de que el destino previsto era lo más adecuado. En el alto hay una enorme cruz y algo más
adelante se contempla una buena vista del llano, con la ciudad de Burgos ya a vista al fondo. Así que continúe lo que faltaba hasta Cardañuela-Río Pico a donde llegue pasadas las 13,30 horas, después de completar 30 kms de marcha.
Este pueblo donde me alojó es la mínima expresión y el albergue no está mal, aunque hoy particularmente esta
desangelado porque estamos solo creo que 6 personas. Comparto mi habitación con un alemán, con quien me entiendo en inglés, y en otra zona hay dos parejas de coreanos, tailandeses o de esa zona. Solo nos hemos apuntado a la cena mi compañero y yo: crema de verduras, un chupito para cambiar sabores, ensalada y pollo guisado con patatas fritas. De postre fresas. Mañana nos dejan preparado para el desayuno algo parecido a lo de hoy.
Como la cena fue a las 7, media hora después habíamos terminado pero aunque trate de ir a dar una vuelta por el pueblo el viento es tan fuerte y frío que el único sitio donde se está bien es la habitación, así que aquí estoy escribiendo estas líneas. A la tarde intente hacer algo como lo de ayer, tomando el sol, pero con tanto viento y tan fresco, casi me quedo tieso.
‘El Camino engendra comunidad: que se saluda, que se interesa por el caminar de la otra persona, que conversa, que comparte.’
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