Camino 2017 – Etapa 23: Samos – Ferreirós

2 de mayo. Esta claro que el refrán de que a quien madruga Dios le ayuda funciona, porque yo hoy hice lo contrario y me pasó factura la etapa. La verdad es que como había calculado que hoy eran menos kms y en mi albergue no abrían la cafetería hasta las 8, me decidí a esperar para salir después de haber desayunado. Y así lo hice, con lo cual cuando me puse a caminar eran más de las ocho y media, las 8,39 según la app de Endomondo.
También influyó en el retraso que, mientras yo desayunaba entro al bar una francesa que no hablaba nada de español, a la que tuve que traducir y me entretuve algo en la charla con ella. Es ya mayor, imagino que mayor que yo, y dice que camina cada año 12 días. Y este año empezó ayer desde 5 kms antes de O Cebreiro, y camino ayer 36 km. Comenta que, como solo habla francés y no encuentra con quien hablar, camina y camina, sin apenas paradas. Dijo que tiene avión de regreso a Francia desde Santiago para el domingo 14, con lo cual piensa ir a Santiago y de allí a Finisterre, y volver andando a Santiago porque no tiene nada mejor que hacer hasta el día del regreso. Una visión original, no cabe duda.
Bueno, entrando ya en el desarrollo de la jornada, la salida se hace por la carretera que lleva a Sarria, hasta el km. 3 en que se cruza para entrar a un sendero. Justo el cruce está donde el restaurante Pontenova, en el que habíamos comido hace años con Julio, Merchi, sus amigos, y Rafa y Elena. El sendero es de los de sube y baja y poco después de entrar en el hay una subida fortísima en la que en unos 200 mts se suben casi 50 de desnivel. Llegas arriba echando los hígados por la boca, y total para a la curva siguiente volver a bajar de nuevo. Y así de aldea en aldea, sin saber cuál es cada una, ya que apenas alguna tiene el nombre.
Cuando ya llevas 11 km caminando y te preguntas dónde está Sarria, ya que a la salida de Samos la señal de la carretera decía: Sarria 11, pues resulta que de repente aparecen unas casas e imaginas que por fin entras en Sarria. Pues no, resulta que es San Mamede, y para mitigar el disgusto me paro a tomar un café.
Sigues la ruta, y 2,5 kms más adelante llega Calvor y para Sarria todavía hay que andar casi otros 3 kms, con lo cual los 11 de la carretera se han convertido en 16 por el milagro de las subidas y bajadas de los senderos.
En Sarria ya ni paro, aunque aprovecho para visitar el centro del pueblo y las iglesias que se cruzan por el recorrido. En la de El Salvador, junto a la torre, me sellan la credencial y me entero de que, por lo visto, es necesario tener como mínimo dos sellos cada día para obtener la Compostela. No sé si es normativa nueva, pero tomo nota.
Y a partir de Sarria, más senderos, subidas, bajadas, y una tan dura como la ya comentada, pero algo más larga y con el piso en mejor estado. Así otros 4 kms para llegar a Vilei, un km más para Barbadelo, y casi siempre sin saber por donde andas, por la falta de letreros y referencias. Se sigue subiendo y cuando harto ya de andar, con las piernas doloridas desde primera hora de la mañana, crees que has llegado a destino preguntas y dicen que faltan como 4 kms. Por lo visto estoy en Leda, aunque no lo dice en ninguna parte. Y como no veo un bar y me he quedado sin agua, le pido a una paisana que amablemente me llena la botella y me dice que 1 km más adelante esta Morgade, donde hay un bar.
Y ya, pasado Morgade, poco más adelante aparece un letrero que anuncia que estoy en la Ribeira Sacra, concello de Paradela, parroquia de Ferreiros. Pero para llegar al albergue debo andar todavía otro km, aunque al final valió la pena porque el albergue es bueno, estoy en una cama baja sin litera arriba, y he podido estar tomando el sol con las piernas en alto.
A todo esto, antes de llegar aquí, cerca de Barbadelo hice una parada en un bar y estuve charlando con otro peregrino que se lo toma con calma: viene con una pequeña perra y dice que salió de Saint Jean hace algo más de un mes; anda un máximo de 17 kms diarios, y como la meseta le parece un rollo, desde Logroño se fue en bus hasta Astorga. Cada uno a su aire, como debe ser que aquí las normas se pone cada uno las suyas.
Ya he cenado en el bar del albergue, un menú a base de lentejas, churrasco y de postre piña. Para beber, una 1906 puesto que ya estamos en Galicia y por aquí se encuentra sin problemas. Ahora, mantenimiento de piernas, para tratar de que si no mejoran mucho, al menos no vaya a más el problema, ya que pretendo terminar con ellas bien.
Acabo de recibir unos whatsap de Truus, con fotos de nieve. Se ve que a ella le cogio tambien el domingo, pero en la zona de acceso a Ponferrada, porque dice que hoy está en Villafranca. Por la forma en que lo dice le ha llamado mucho la atención encontrar nieve en esta época. Dice ‘como en Navidad’.

‘El Camino no es una meta, sino el vehículo para encontrar los medios que te faciliten llegar a las metas que tú te has fijado para tu vida.’

Enviado desde mi iPad

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