Hace algunos días recibí un whatsap de Xavier, uno de los amigos franceses con los que hace casi un año compartí unas cuantas y memorables e inolvidables jornadas en el inicio del Camino. En él me informaba de que también este año iban a venir en Semana Santa a continuar el recorrido que en 2017 terminaron en Viana.

Me invitaba Xavier a unirme a ellos para hacer alguna etapa de su recorrido en común, pero como mi rodilla no me lo permite, hube de renunciar a ello. No obstante, las ganas de verlos y la disponibilidad de tiempo que tenemos, hizo que programase junto a Pilar una escapada a la zona donde pensaban estar.

Con esa finalidad organizamos un viaje a Santo Domingo de la Calzada y San Millán de la Cogolla, lugares que Ipi tenía ganas de visitar desde nuestro viaje a Soria de febrero del pasado año. Y dicho y hecho. El lunes día 26 de marzo nos escapamos a Santo Domingo, viajando por la mañana y llegando allí a mediodía, justo para comer y visitar luego las pocas cosas que hay que ver: la Catedral y dar un pequeño recorrido por el pueblo.

Ya a media tarde nos desplazamos hasta Azofra, el lugar donde Xavier, Laura y Philippe habían terminado su jornada y donde habían reservado alojamiento. El encuentro fué muy emotivo y tanto ellos como nosotros celebramos el momento. Al poco rato se nos unieron otros dos amigos suyos que les acompañan este año en el recorrido. Con la particularidad de que su amigo, después de hacer la caminata durante la mañana, regresa al punto de partida corriendo para volver más tarde con el coche que se han traído desde Francia.

En el Bar Sevilla, de Azofra, tomamos unas cervezas y posteriormente cenamos, comentando las andanzas de su viaje y recordando momentos de nuestro Camino del año anterior.  Tuvimos también ocasión de cantar el Ultreia que tanto repetimos en el pasado año. Y en conjunto, fué una excelente jornada, de la que dejamos testimonio gráfico para la posteridad.

A la mañana siguiente, ya solos Ipi y yo, nos desplazamos a San Millán, para visitar los monasterios de Yuso y Suso. Ipi se había «empapado» de la historia de ambos lugares y me puso en antecedentes durante el corto viaje, ya que desde Santo Domingo hay como unos 15 kms.

Aunque yo ya conocía Yuso desde el pasado año, a donde me llevó Zuriñe, la visita que ahora hicimos resultó más completa e ilustrativa. Y luego, de forma especial la subida a Suso, el monasterio más antiguo, que francamente me sorprendió y me gustó. En un principio teníamos la reserva para la tarde pero conseguimos cambiarla para las 12,30 h con lo que nos permitió iniciar el regreso a casa más temprano y hacer el viaje de vuelta con más tranquilidad.

De camino, hicimos una parada en Sasamón, ya en la provincia de Burgos, para comprar unos quesos y comer algo rápidamente y con un viaje tranquilo llegamos a casa hacia las 8 de la tarde, satisfechos del viaje realizado, tanto por el reencuentro con los amigos, como por las visitas a Yuso y Suso.