Amaneció un día espléndido, muy soleado, aunque un poco ventoso y ya desde primera hora se presentía una jornada excelente para esquiar.
Tras un generoso desayuno -es necesario acopiar energías para el desgaste que supone el moverse con alegría por las pistas-, nos preparamos para acceder a la zona de Sextas, que es a donde nos lleva el coche que el hotel pone a disposición de sus clientes. Hoy, como primer día, correspondía preparar el material y como es habitual entrar en las botas después de un año de estar guardadas, es siempre un trabajo arduo. En cualquier caso, aunque ya varias veces me he planteado comprar unas nuevas, al final decido que estas, con sus más de 15 años de historia me dan un excelente servicio, siguen estando actuales y no merece la pena cambiar por otras que tal vez no resulten igual de buenas.
Entre unas cosas y otras, llegaron las 10 de la mañana mientras esperábamos el coche y parece que no fuimos los únicos tardones porque nos juntamos haciendo cola un lote de personas (el coche lleva un máximo de 7 de cada vez), con lo cual hubimos de esperar otros 15 ó 20 minutos para acceder a las pistas. Y ya en la zona de Sextas, nos fuimos al primer remonte (Furca) que lleva a la mitad de la pista del Rio, para hacer un primer pequeño descenso y comprobar como respondían las piernas, en especial la rodilla de Rafa tras su accidente del pasado año. Y como todo funcionó con normalidad, hicimos otra subida similar de calentamiento, antes de ir al telesilla Sallent, que ya nos subió a la parte alta de la estación. Desde alli pasamos a la zona de Izas, para luego subir a Sarrios, a esquiar por pistas azules para no forzar principio. Ocurrió sin embargo que Sarrios es azul, pero en sus inicios lo que podríamos denominar «azul oscuro, casi negro», porque tiene una pala muy complicada y que además a esas horas estaba muy lisa y resultó algo complicada. En cualquier caso, hicimos dos veces ese recorrido, confirmando el perfecto estado de nuestras rodillas.
Y después de esos dos descensos, optamos por cambiar de zona, no sin antes hacer una parada para tomar un caldito y hacer unas fotos. Y desde alli accedimos a través de los arrastres Escarra y Huegas, a las pistas de iguales denominaciones, pistas rojas en las que hicimos varios descensos por sus diferentes vertientes (Escarra, Arándanos, Huegas, la Ralla, tobogán, etc) donde incluso nos hicieron fotos los profesionales de la estación, fotos que quizás mañana recuperaremos si resultan atractivas. Esa zona la recordaba yo de forma muy especial de mis viajes anteriores, y realmente las hemos disfrutado hoy también.
Tras pasar una buena parte de tiempo por ahi, decidimos ir a descubrir las otras zonas de la estación. Asi que volvimos a subir, a través del telesilla Collado, a la parte alta que da acceso a Anayet. Bajamos una vez la azul Anayet y luego otra vez la roja Midi, Y ya puestos a descubrir, decidimos llegarnos a la zona de Portanet, mediante el ts Garmet.
Allí bajamos la pista Batallero, una pista azul ya muy deteriorada por el estado de la nieve a esas horas del dia (sobre las 2 y media de la tarde) y tras retomar la cima por el ts
del mismo nombre, ya tomamos el regreso a nuestra zona de orígen, bajando La Glera, también en estado lamentable como todas las
que recorrimos a continuación para llegar al punto de partida. Asi, despues de subir el ts Anayet, bajamos por Pico Royo (otra azul) para llegar a Sarrios, bajar por Izas y tras retomar el ts Cantal acceder al Rio, en estado superlamentable y a duras penas conseguir regresar a Sextas. Allí, mientras esperamos la hora del coche de regreso al hotel, una cervecita.
En definitiva, una excelente jornada de nieve pero de la que el final fué peor de lo esperado debido a que la nieve a partir de las 3 de la tarde deja bastante que desear, por el estado de las pistas y la propia calidad de la nieve, ya hecha una pasta.
De regreso en el hotel, nos dedicamos a descansar, escribir o ver y reacondicionar fotos y tras una relajante ducha, salir a cenar para recuperar lo desgastado en las muchas horas de esquí (hoy no comimos y solo tomamos el caldo de media mañana, y unos pocos frutos secos con la cerveza final).
Con las recomendaciones que ayer nos dió uno de los camaremos del hotel, terminamos hoy cenando en Grajos, una pizzería de la plaza. No estuvo del todo mal, pero bastante peor que ayer. Nos limitamos a unas alitas de pollo bien condimentadas con salsa BbQ y una pizza. Un ligero postre y unos cafés con chupitos de ron.
Ya de regreso al hotel, y antes de subir a la habitación, nos dejamos aconsejar por el camarero y nos metimos al cuerpo unos digestivos para cerrar la jornada. En fin, un dia mas de sufrimiento….. Qué le vamos a hacer, somos sufridos.