Nuestro segundo día de la estancia en Andorra para esquiar amaneció con el mismo buen tiempo del anterior, pese a que algunas previsiones hablaban de un empeoramiento del tiempo. Por eso, y tras el oportuno copioso desayuno para tomar fuerzas de cara al desgaste energético del día, nos preparamos y a las 9,3o h. estábamos disponibles para que nos recogiese el bus que nos traslada al Funicamp.
Una vez hecho el recorrido, poco después de las 10,30 h estábamos dispuestos a empezar la jornada de esqui cuando nos sorprendieron Marco y compañía, que también en ese momento llegaban a la parada del Funicamp, ya en las pistas. De modo que, desde el inicio de la mañana comenzamos a esquiar juntos. Para empezar nos lanzamos por la pista del Colibrí (roja) que enlaza con otra de igual tonalidad, la Enradort, por la que ya ayer habíamos circulado. De allí subimos el telesilla LLac del Cubill y bajamos por Moretó en dirección hacia Pas de la Casa, para desde la base de Grau Roig ascender hasta Coll Blanc y ya desde allí comenzar varias bajadas por la Pista Llarga, Menera y otras, todas rojas, que vuelven a la base de Grau Roig. Desde allí hicimos también un ascenso a Montmalús para bajar luego la pista del mismo nombre, también roja, y volver a la base, aunque luego desde alli volvimos a Coll Blanc para acercarnos a una pista muy singular, la Gavaltxa, que baja a Pas. Es una pista roja integrada en medio de varias negras por las que se celebran competiciones.
Hay que señalar que pese a lo espléndido del
día en la zona que transitábamos, un poco más allá, en la zona de El Tarter, se había plantado unas nubes que dificultaban la visión y por cuya razón esa zona estuvo cerrada toda la mañana. En las cumbres soplaba el viento con energía, lo que obligaba a abrigarse cuando llegábamos a las cimas de los remontes, pero a medida que bajábamos hacia el valle, el viento desaparecía y la temperatura mejoraba sensiblemente. Asi estuvimos haciendo diferentes recorridos hasta poco más de la una de la tarde, en que nos dimos cita en la cafetería de la base de Grau Roig para recuperar fuerzas. Es decir, tomar la cervecita de rigor, junto a unas barritas energéticas en nuestro caso o unos pequeños bocatas en el caso de Marco y sus compinches.
Tras el descanso, retomamos la marcha dirigiéndonos a la pista Grandalles, también llamada de la Copa del Mon (supongo que por alguna prueba de la copa del mundo que allí se ha celebrado). Es una pista que ya ayer pasamos en paralelo, y que hoy repetimos en varias ocasionas a lo largo de la tarde. Estaba la nieve bastante dura debido a la fuerza del viento, que barría la nieve polvo y dejaba al descubierto la base más helada. No obstante, se esquiaba bien aunque ello obligaba a trabajar más las piernas. Pero todos lo superamos con elegancia y sin problemas de caidas o tropiezos. Y cuando más tarde, habida cuenta de la mejoría del tiempo, decidimos cambiar de aires, tiramos hacia la zona de El Tarter, recorriendo Serra Pinos y todas las pistas que llevan al telesilla Pla de les Pedres, por el que pasamos en varias ocasiones.
Asi se nos fué pasando la tarde hasta que ya, cerca de la hora de cierre de las pistas, optamos por regresar hacia el Funicamp. Pero al hacer el último recorrido, por una pista a esas horas llena de bañeras Rafa, que circulaba en cuarto lugar tras Marco y sus cuñados, se despistó ligeramente y en lugar de tomar hacia la derecha para ir al arrastre que nos llevaría al punto de regreso, se despistó y siguió recto y yo que iba tras él, al verle y ver que no tenía forma de regresar, continué hacia él y nos tuvimos que tragar todo el recorrido de la pista Solanelles XL, que se nos hizo dura por lo larga que es, por el cansancio acumulado de todo el día, y porque el final de la pista tenía numerosas bañeras y nos obligaba a esfuerzos adicionales. Pese a todo, terminamos el recorrido y una vez subido el largo telesquí Bordes, pudimos llegar al punto donde tomar el huevo de regreso a Encamp. Ya nuestros amigos, que había hecho el recorrido acordado, estaban en la cafetería de lo alto pero no los vimos y no supimos de ellos hasta horas más tarde.
Y terminada la jornada de esquí, tras las duchas de rigor, salimos a encontrarnos con nuestros este año compañeros de fatigas por las pistas, para tomar unas cervezas. Hoy no tocó descanso previo, y una vez encontrados con ellos hicimos unas gestiones de posibles compras y nos tomamos la cerveza prometida, para posteriormente dejarles a las puertas de su hotel a donde iban para la cena, y enfilar nosotros la dirección de Ca la Conxita, para cenar. En ese restaurante ya estuvimos en nuestra anterior visita a Andorra y allí habíamos cenano unos canelones y unas alcachofas entre otras delicias, asi que repetimos menú. La propietaria, Conxita, se alegró de vernos, le mostramos las fotos de nuestra anterior visita, y departió un buen rato con nosotros. Hay que señalar que esta noche eramos los únicos comensales.
Cenamos las mencionadas alcachofas, un tomate con ventresca que estaba muy rico y los canelones a la Conxita (entiendo que rellenos de algo como la butifarra). Para terminar el vino (un Montsanto, de la zona) pedimos unos trocitos de queso, y completamos el menu con los ristretos habituales. No hubo hoy chupitos, pese a que Conxita nos habría invitado.
Y con todo esto dimos por finalizada la segunda jornada de esquí, disponiéndonos a recuperar energías mediante el sueño para mañana continuar con otro día que se presenta de lo más atractivo desde el punto de vista meteorológico y por la calidad de la nieve.