Aroue – Saint Palais

La etapa de hoy es un poco (o bastante) atípica, por cuanto la hemos preparado por decirlo de alguna forma “a medida” puesto que Amalia y Dora tenían interés en que conociésemos esta localidad, que no queda realmente dentro del camino de Le Puy.

Saint Palais es el último pueblo por el que pasa el camino que procede de Paris y Bordeaux, antes de llegar a Ostabat, donde se unen los dos caminos para llegar uno solo a Saint Jean Pied-de-Port.

Pero vamos al principio. Como siempre, nos levantamos temprano para desayunar a las 7,15 y estar listos para caminar sobre las 8. Así pues, eran las 8,12 cuando Irene, nuestra hospitalera nos hizo la foto de arranque de la jornada.

A partir de ahí, el camino se inicia en Aroue, pero como nuestro alojamiento estaba casi 2 km antes de llegar al centro del pueblo, hubo que llegar hasta allí para comenzar la etapa.

Superado Aroue, se pasa por dos pequeñas localidades (Landaco y Paguequipia), circulando sobre asfalto aunque en carreteras con muy poco tráfico. La ruta, por ahí, es ligeramente ascendente, para luego bajar poco a poco hasta la siguiente ascensión que ya es más dura, no por exceso de pendiente sino por lo larga que se hace. Dejamos de lado Olhaibi cuando pasamos por el km 7, y nos faltan unos 4 o 5 kms para llegar al punto donde se produce la bifurcación hacia nuestro final de etapa.

Hay que señalar que hoy, sábado, aparentemente se veían mas caminantes, tal vez algunos no peregrinos, y en varias ocasiones coches aparcados en plena carretera. El paisaje, similar al de días anteriores, con bastante ganado (vacas y ovejas, principalmente) en los prados y menos plantaciones de maíz.

Cuando van recorridos sobre 8 kms, me alcanza Gerard, con quien voy charlando un rato. El no lleva el mismo recorrido que nosotros, por lo cual cuando llegamos a la bifurcación, ya él y la casi totalidad de peregrinos con que nos vamos cruzando y/o juntando, se van en la dirección correcta de la etapa, es decir a Ostabat, a donde nosotros iremos mañana.

A partir de ahí el camino deja de tener las señales habituales (las rayas roja y blanca del GR65), y aparecen unas indicativas de que es la vía de enlace con el recorrido que viene del norte. Sin embargo, en general, está bien señalizado.

Al cabo de un rato por la nueva senda, aparecen a lo lejos unas poblaciones que nos inducen a pensar si ya se trata de nuestro destino, y aunque hay opiniones diferenciadas, la conclusión es que la más lejana de las dos parece ser realmente Saint Palais.

Un poco más adelante nos sorprendemos al ver un grupo de cerdos, enormes cerdos con hocico y trasero negros. Las chicas al principio suponen que se trata de corderos, porque los ven tumbados, pero cuando nos acercamos se levantan y aparecen otros más lejanos y vemos que, en efecto se trata de enormes cerdos.

Encontramos a continuación un cruce de carreteras con varios destinos diferentes y atravesamos el rio Bidouze, con aguas muy transparentes.

A partir de ahí se inicia la ascensión por la carretera D933, de mucho más nivel que cualquiera de las que hemos atravesado y donde los coches circulan a mucha velocidad. Menos mal que un poco más adelante vemos un andadero para circular por él.

Poco después aparece ya un cruce en el que dejamos esa carretera y entramos en la que nos traerá hasta el centro de Saint Palais, que es una villa con mucha vida y entramos la que encontramos ya varios cafés y bares abiertos.

Como quiera que es temprano para entrar al albergue nos sentamos a tomar un café y luego a descubrir las calles y plazas de la localidad.

Como quiera que nos habían dicho que por el camino no encontraríamos donde tomar nada, hemos venido provistos de sendos bocatas que nos preparó Irene, la hospitalera de ayer. Aprovechamos un banco del tipo de los merenderos situado en la plaza, para degustar los mencionados bocatas, algo de fruta, y finalmente también unos pasteles a los que las chicas no han sabido sustraerse tras verlos en una pastelería cercana que además Amalia y Dora ya recordaban de su paso anterior por esta población.

El paso siguiente ha sido acercarnos al albergue, que por cierto nos costó encontrar porque las señales de Google Maps no encontraban la ubicación exacta. Al final, con la salida a recogernos del dueño de la casa, hemos llegado y nos hemos instalado, Tenemos sendas habitaciones de dos camas cada una, con baño incorporando en ambas, con lo cual estamos muy bien instalados.

Después de ducharnos y ponernos ya a tono en plan peregrinos de tarde, las chicas plantearon salir a dar un paseo por el pueblo. Dora quería tomar un helado, y a mi tampoco me pareció mala idea. Pero he aquí un justo antes de salir me entró un mensaje en el móvil avisando que a las 16,15 empezaba el partido entre el Mirandés y el Depor, con lo cual dije que yo anulaba mi predisposición al paseo, y se fueron las chicas. Por cierto, el partido un exitazo, porque el Depor ganó con un resultado abultado. 5-1 al Mirandés en su campo. Bueno, no exactamente en su campo, ya que por una razón que no entendí no podía jugar en su estadio y lo hacía en Mendizorroza, pero jugaba como local.

El paseo de las chicas se prolongó hasta el límite de la hora de la cena, con lo que llegaron cuando eran ya las 7 de la tarde. En el comedor compartimos mesa con otro grupo de 5 personas que tambien vienen desde Le Puy y van hasta Bilbao, para inicial el camino del norte. No hubo demasiada interlocución con ellos, pero algo charlamos.

La cena no fue nada especial. Una crema de zanahoria y tomate, y luego pollo asado con “piperade”. Como aperitivo nos habían dado sangría y unos pimientos fritos tipo guindilla, que no picaban. De postre, una tarta de manzana. Y al final, junto con el café, el patrón nos ofreció unos chupitos de pacharán casero.

Tras la cena hemos salido Amalia, Teresa y yo a dar un paseo hasta el pueblo, para quemar grasa. Dora dijo que prefería irse a dormir. El pueblo estaba prácticamente vacío, a excepción de algunas personas en un par de terrazas.

En resumen, una etapa la de hoy algo fuera de lo habitual por el cambio de recorrido, pero que se hizo bien. Fueron algo más de 18 kms. Y como restan tan solo dos etapas para llegar a Saint Jean P-d-P, podría decirse aquello de “el pescado está ya todo vendido”. Además, la etapa de mañana es corta.

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