Como en años anteriores, tampoco el 2025 se ha librado de nosotros para participar en la programación del Outono, si bien esta vez lo hicimos con algunas variaciones. La primera de ellas fue que la organización corrió a cargo de Pila y Armando, que han demostrado que cuando son ellos quienes programan se implican a fondo y además lo hacen de maravilla.
Así pues, ellos se ocuparon de buscar el destino (problema arduo, puesto que conseguir una casa que esté bien, tenga el número de habitaciones necesario para un grupo tan numeroso como el nuestro y además admita solo una noche de alojamiento…), y montaron un espléndido programa de actividades para los dos días seleccionados, que fueron el sábado 25 y el domingo 26 de octubre.
En la segunda de las variaciones comentadas antes resulté ser yo el culpable, porque como llevo un par de semanas impedido de moverme con normalidad y no estaba preparado para caminatas, visitas prolongadas, etc, me vi obligado a restringir mi participación a la asistencia a la casa rural dejando de lado el resto de la programación. Y como Ipi no quiso dejarme solo, tampoco ella acudió a las actividades diversas previstas.



Y ya entrando en esas actividades, hay que señalar que el punto de reunión del grupo se fijó en el Castro de Baroña, donde a las 11 habría una visita guiada al mismo a cargo de Gustavo. Por lo que cuentan la visita resultó bien, aunque al parecer el guía era más soso que… en fin, muy soso. Me confirmaron, a toro pasado, que bajo ningún concepto yo habría podido participar en la misma, ni en silla de ruedas como alguien sugirió, por las características del terreno, algo que ya era previsible. Lo que también contaron, y lo muestran las imágenes aportadas, es que desde el castro pudieron observar a varios delfines cerca de la costa, e incluso a un pescador con un pulpo recién capturado.



A continuación, a las 13 horas estaba concertada otra visita guiada, esta vez en el Museo de la Marea, en Porto do son, dirigida por Manuel. en esta ocasión el guía parece que fue ameno y todos salieron contentos con sus explicaciones, porque además el museo tenía gran interés.






La comida la habían reservado los organizadores en Porto Nadela, en el puerto de Porto do Son. Por los comentarios posteriores todos salieron contentos del trato recibido y de los menús que cada uno seleccionó para sí mismo. Y como el programa era denso, tampoco pudieron demorarse demasiado tras la comida, ya que a las 5 de la tarde estaba reservada otra visita guiada, esta vez en Noya y a cargo de Paula, para hacer un recorrido por la zona monumental de la localidad.


También esa visita satisfizo al grupo, destacando todos la calidad de Paula como guía, que hizo su trabajo a la perfección y les permitió descubrir todo lo que esa zona monumental reúne.









Al finalizar ese recorrido por Noya, todos los asistentes se dirigieron ya a la Casa Rural Perfeuto María, en Cabanamoura, municipio de Outes, la seleccionada por Pila y Armando para degustar los menús gastronómicos ofertados en el programa. Y tanto Ipi y yo, que nos incorporábamos a partir de ese momento a las actividades, llegamos al alojamiento «antes de las 8 de la tarde» como se nos había indicado. Hay que decir que aprovechamos para, de camino, hacer una parada en Santiago para asistir al funeral que ese mismo día, a las 6 de la tarde, se celebraba en la iglesia de San Pedro por mi primo José Manuel, fallecido recientemente en Tenerife, donde residía desde hace muchísimos años. En un principio, cuando se nos comunicó la fecha del funeral, dije que no podríamos acudir porque estaríamos de viaje en ese día, pero con el cambio de situación por mi cojera, pudimos combinar ambas actividades.


Llegamos de primeros a la casa rural, que por cierto nos causó una excelente impresión inicial, corroborada posteriormente por el trato recibido. También procede señalar que teníamos ya una información previa de la casa debido a que allí celebraron mis hermanos la reunión familiar que en el mes de mayo nos junta a todos y que en este año programó Paco, no pudiendo nosotros estar presentes debido a que en esas fechas operaron a Ipi de su problema en el hombro.



Después de acomodarnos en la casa, esperamos la llegada del resto del grupo y ya todos juntos, tuvimos las primeras informaciones por parte de los demás de lo acontecido en las horas anteriores. He de señalar que todos llegaron encantados de la jornada y favorablemente predispuestos a lo que quedaba de programa.






La cena estuvo muy bien, porque aunque los entrantes (lacón «a feira» y queso San Simón con nueces, según fuese un menú u otro) y el plato inicial (revuelto de grelos y langostinos o revuelto de setas) resultaron algo escasos, tenía su justificación en la abundancia del plato principal (ternera asada con castañas y manzanas o merluza del pincho al estilo de la casa) en ambos menús. Y luego unos postres variados. Todo ello regado con vino blanco Ribeiro y tinto Mencía. Se completó la cena con cafés y chupitos, aunque luego pasamos a la salita contigua para tomar unos digestivos.
Durante la cena, haciendo repaso a otras reuniones, no solo de los «outonos» sino a la multitud de xuntanzas festivas que venimos llevando a cabo desde hace muchos años, alguien sugirió una excursión para los meses próximos, y Elena que es una artista comprando vuelos a buen precio, se lanzó a la aplicación de Volotea para reservar billetes en enero próximo viajando a Valencia. En el inicio solo consiguió comprar 4 billetes, y por esa razón yo mismo, y creo que también María, intentamos conseguir los del resto de animados a viajar, pero la aplicación no funcionaba como debía y no fuimos capaces de conseguir en ese momento más reservas, algo que a día de hoy parece ya solucionado con gestiones posteriores. Por tanto, al igual que como suele decirse «de una boda sale otra», en nuestro caso lo que ocurre es que de una fiesta sale otra, y queda demostrado no solo en este evento, sino que viene siendo hábito cada vez más repetido.

Tras una noche de descanso, a las 9,30 del domingo nos concitamos para el desayuno, que además de muy abundante y variado estuvo preparado de forma exquisita. Hay que reseñar que tanto la persona que nos atendió a la cena (Belén) como quien lo hizo por la mañana para el desayuno (Regina) fueron de lo más atento y profesional, lo que nos dejó un excelente sabor respecto de la valoración de la casa rural.
El programa matinal para el domingo consistía en una caminata por la denominada «Ruta dos carpinteiros dos pés mollados» con parada en el Astillero de Ciprián. La ruta comprendía un recorrido cercano a los 10 kms, y en el intermedio unas explicaciones en el citado astillero, (Espazo museístico da carpintería de ribeira, Estaleiro Ciprián). Como quiera que yo no podía participar en la caminata y tampoco Ipi quiso hacerlo sin ir yo, mientras los demás hacían ese recorrido nosotros nos desplazamos desde la casa rural hasta Ponte Maceira, señalado como «uno de los pueblos más bonitos de España».






Por los comentarios de unos y otros, el recorrido incluido en la caminata fue de lo más atractivo, y también nosotros quedamos contentos con la visita a Ponte Maceira. Y calculando el tiempo que debían llevar invertido en la caminata mientras nosotros hicimos nuestra visita comentada, supusimos que tal vez si nos acercábamos hasta el astillero tal vez podríamos encontrarnos de nuevo allí con ellos, y así fue, de modo que pudimos también Ipi y yo participar de las explicaciones en el astillero, visita que a todos nos resultó de lo más interesante, incluidos los videos explicativos de la forma artesanal de trabajar.









Al terminar la visita al astillero, los caminantes continuaron su ruta hasta el final del recorrido previsto, que era el puerto de Freixo, donde después estaba reservada la comida, en Pepe do Freixo.


Aunque nosotros intentamos incorporarnos a la comida, ya no fue posible dado que al parecer el restaurante tenía totalmente completado el aforo y ni siquiera indicando que los comensales estaban dispuestos a apretarse un poco para hacernos sitio, ya los de Pepe do Freixo no admitieron la sugerencia, por lo que Ipi y yo tomamos el camino de regreso a casa mientras los demás terminaban su caminata y acudían a la comida.
Y ya de nuevo cada uno en su casa, hubo un reconocimiento general hacia los organizadores, que lo han hecho de maravilla. Tanto es así que ya han quedado encargados en ser también ellos quienes se ocupen de preparar el Outono del próximo año, a desarrollar en Arzúa.
Manuel, una crónica perfecta a pesar de tu media ausencia. Muchas gracias.
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Manuel, muchas gracias por esta valoración tan positiva. Nos sentíamos con una gran presión por ser la primera vez en organizar algo que después de tantos años saliendo con todos vosotros pero si que estamos muy satisfechos con el finde en todos los sentidos. La pena fue que no pudiésemos estar todos pero al menos tú e Ipi pudisteis participar en algo, de lo cual nos alegramos mucho.
Enviado desde mi Galaxy
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