Mañana es el 20-N, una nomenclatura que para muchos, sobre todo los jóvenes, no representa nada. Pero que a otros, la gente de mi generación, es una fecha histórica por lo que representa, ya que en ese día, 20 de noviembre de 1975, empezó una segunda fase de nuestra historia que llevó aparejada (con la evolución a lo largo de los años) una nueva forma de vida, en cuanto a disponer de libertades antes imposibles, y a avances en todos los sentidos, pero principalmente en lo relativo a las personas y a su ámbito de actuación.
Pero sin entrar a valorar todo lo caminado en estos 50 años, que no es poco, ahora y el día de hoy en concreto me retrotrae a esa fecha del 19 de noviembre de 1975.
Por esos día yo estaba en Madrid, alojado en casa de los que iban a ser mis suegros, puesto que estaba con los preparativos de mi boda (mi primera boda), que se celebraría un par de semanas después.
Ese día en concreto yo había quedado para ir al teatro, a un teatro que creo que ya no existe porque no he conseguido localizarlo, por la zona de Delicias. La representación era sobre las 11 de la noche, y yo había reservado entradas además de para mi para Carmen, la que iba a ser mi mujer, y para una amiga, Mari Carmen, una enfermera a la que conocí en Ourense durante su época de estudiante de enfermería en el antiguo Hospital Provincial.
Mari Carmen por esas fechas, una vez terminada su carrera, había comenzado a trabajar en el hospital de La Paz, en Madrid, a donde pasamos mi novia y yo a recogerla poco antes de las 10 de la noche. En esos momentos La Paz era un centro de atención no solo español, sino de gran parte del mundo, habida cuenta de que allí se iba acomodando para su muerte Francisco Franco, el todopoderoso dictador durante 40 años de los destinos de España.
Me quedó grabado para siempre el momento en que mi amiga Mari Carmen salió del hospital y, al entrar en el que era mi coche (un Mini 1000, matrícula OR-4088-A del que tan gratos recuerdos tengo), lo primero que dijo fue: «ya está boca arriba«, refiriéndose evidentemente a Franco. Y la traducción explícita de esa información era que el dictador había pasado a mejor vida (bueno, no sé si es apropiado lo de mejor, porque en este mundo ha tenido la que ha querido..).
Lo cierto es que del hospital nos fuimos al teatro y yo a partir de aquel momento estaba a la espera de que la noticia fuera pública. Se esperaba ya desde algunos días atrás, porque aparentemente se le estaba manteniendo con vida tal vez para preparar el momento en que fuese más adecuado a los intereses del gobierno de turno. Y cuando salimos del teatro seguía sin haber noticias, con lo cual me fui a la cama casi con el transistor pegado a la oreja. Y finalmente sobre las 4,30 de la madrugada en la radio ya empezó a comentarse, aunque la imagen que ha quedado para la posteridad es la de Arias Navarro, con cara tristona dijo aquello de «españoles, Franco ha muerto».
Después de estos 50 años, con la mirada hacia atrás habría un montón de cosas que recordar. Como yo soy de aflorar lo positivo y dejar que lo negativo se vaya a lo mas oscuro del «disco duro», cabe vanagloriarse de los avances que entre todos hemos conseguido y que nos permiten hoy vivir en libertad, incluso aceptando que para algunos esa libertad tenga el significado de saltarse las normas vigentes para todos…
Este pasado fin de semana, en el apartado dedicado a la música de otros tiempos en el programa «A vivir que son dos días» que dirige Javier del Pino, se recordaban canciones de la década de los 70, algunas anteriores al 20-N y otras ya en los primeros momentos de la transición, en las que su utilizaban metáforas para criticar la falta de libertades, para soslayar las prohibiciones derivadas de la censura y para transmitir a la gente la necesidad de avanzar sin confrontaciones. Canciones como las de Cecilia (Mi Querida España), Luis Eduardo Aute y Rosa León (Al Alba), Raimón (Al Vent), Jarcha (Libertad sin Ira), y otras muchas, en las que se decían a medias o se intuían muchas verdades que no era posible comentar abiertamente.



La gente joven de nuestros días no es consciente de lo pasado por nosotros en esa etapa y hoy se aplauden conductas como la de Trump y sus seguidores dentro y fuera de USA y cada vez más cerca de nosotros.
Pero en fin, todo aquello pasó, y como dije al principio hoy para mi es un momento de recordar aquel momento especial de la noche del 19 de noviembre.




Que bonita reflexión.
Enviado desde mi Galaxy
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