Comentaba en mi última página que había tenido una semana muy intensa, y realmente no dibujé más que unas pinceladas pero realmente fueron días muy densos. A la actividad habitual hubo que añadir que por duplicado, tanto en el anterior fin de semana como en este último me comprometí con el Banco de Alimentos para ejercer de coordinador en los cambios de turno de voluntarios en unos supermercados en los que se ha estado recogiendo alimentos para el Banco; a su vez, el buen tiempo hace crecer la hierba de forma desmesurada y he tenido que realizar trabajos de jardinero, de mantenimiento de todo tipo, y de reparaciones diversas, que me han tenido más que ocupado, casi diría que estresado, cuando realmente con el paso a la jubilación debería estar disfrutando de mucho más momentos de relax. Pero es el día a día, y mientras el cuerpo aguante…..
En estos últimos días, también coincidiendo con la llegada de la jubilación real y haciendo un cierto repaso hacia atrás, llegaba a la conclusión de que los años terminados en 5 han sido como especialmente significados para mi, y aunque tengo recuerdos gratos e importantes de toda mi vida, parece que justamente en los años 65, 75, 85, 95 y 2005 se han producido hechos realmente importantes dentro de mi vida.
Así, en 1965 se produce el traslado de mi familia de La Coruña a Orense. Termino mi bachillerato elemental y cambio el Instituto de La Coruña por el de Orense. Precisamente ahora se cumplen 50 años de ese momento y voy a tratar de hacer una visita al Instituto donde cursé ese bachillerato, y como tengo localizados a un par de compañeros he pensado en convocarlos para hacer esa visita en conjunto.
En 1975 cambié de trabajo (de empresa) y me casé, aparte
de otros eventos importantes para mi en ese año. En 1985 nació mi único hijo, y en 1995 tuve un cambio importante dentro de mi función en el Banco, que sería determinante años después de cara a mi desarrollo profesional. En el año 2005, ya divorciado, sucedieron en mi vida desde el punto de vista anímico y de relación, hechos que a la postre han sido muy importantes en el devenir posterior, hasta hoy.
Y claro está, lo que uno vive actualmente no es sino la suma de acontecimientos, la suma y el desarrollo de otras vivencias anteriores, que configuran el caracter actual, la situación por la que ahora atravieso que, desde el punto de vista anímico y de pareja es posiblemente el más estable y sereno de mis 65 años de existencia. Con Ipi tengo ese punto de tranquilidad y de alegría en movimiento a la vez que hacen que no haya dos días iguales y que cada mañana amanezca pensando en disfrutarlo como si fuese el último.