Alija del Infantado-La Bañeza

Esta penúltima etapa, que parecía ser suave y tranquila, empezó con un par de pequeños incidentes. Por cierto, que la pareja de alemanes que viene coincidiendo con nosotros nos pidió hoy si nuestro mochilero podía llevar también la de su pareja, así que lo propusimos a Caminofacil y lo aceptaron.

Pero antes, al igual que el día anterior, nos pusimos en pie a las 7 para desayunar media hora después y salir sobre las 8. No obstante, el desayuno, en la gasolinera donde ayer comimos, fue tranquilo, abundante y relajado por lo que no comenzamos la marcha hasta las 8,40 más o menos.

Caminando hacia la salida del pueblo, Chus, que iba mirando hacia las cuevas-bodega que son allí abundantes, tropezó con una baldosa deficiente y se fue de morros al suelo. Suerte que la cosa quedó solo en el susto y un ligero dolor de mandíbula.

La salida de Alija se hace por la misma carretera por la que entramos ayer, pero en dirección opuesta, claro. Y en esa salida hay una bonita capilla.

Ya en marcha por la carretera, yo me paré a aligerar vestuario, porque en principio se aseguraba que haría mucho frío y no era para tanto. Así que mientras el resto de la parroquia continuaba la ruta, yo me quedé un poco atrás. Y con tanto reorganizarme, se me cayó un guante en la carretera y no fui consciente de ello hasta un par de cientos de metros más allá, con lo cual hube de regresar a buscarlo y luego tuve que poner marcha de paseo marítimo para alcanzarlos.

Salimos de la carrera La Nora y a partir de ahí ya fuimos por senderos muy tranquilos, siempre al borde del Río y con excelentes vistas, y escuchando los pájaros que esa hora son muy activos.

La primera parada la hicimos cuando estábamos cerca de cumplir 9 km, y lo que inicialmente pensamos que era Villanueva de Jamuz, resultó ser Quintana del Marco. Encontramos un bar frente a la iglesia donde nos tomamos unos cafés y pinchos de tortilla, oreja y chorizo. Todo estupendo para continuar.la marcha.

Unos 4 km más adelante, pasamos junto a Villanueva pero ya no entramos al pueblo y continuamos siempre al borde del Río en dirección a nuestro destino.

Un poco más adelante, aparece la opción de seguir por la carretera o hacerlo por caminos y decidimos seguir por el campo. Per hete ahí que al cabo de algo más de 1 km, el camino se termina sin más explicaciones y después de revisar la información de Gronze decidimos continuar campo a través hasta volver a encontrar ruta señalizada. Es de reseñar que en estas dos últimas jornadas, las señales son escasas o brillan por su ausencia.

Finalmente conseguimos localizar algunas señales y llegar al pueblo siguiente, Santa Elena de Jamuz. A la salida del lugar, después de decidir que entre seguir por la carretera o meternos al interior, acordamos ir por senderos. Pero antes hacemos una corta parada campestre para tomar fruta, frutos secos e incluso alguno un poco de queso.

Reanudada la marcha, empiezan los problemas de información porque no hay señales, lo que indica Gronze es impreciso, y un par de veces tenemos que desandar parte del recorrido, lo que fastidia más si cabe porque ya estás deseando llegar.

Finalmente cuando se cumplían cerca de 6 horas desde la salida, llegamos al albergue.

Ya instalados, el albergue está bastante bien. Posiblemente sea el mejor de los que tuvimos. Hemos descansado un buen rato, antes de ir a la ducha para salir a dar una vuelta por La Bañeza. Al salir nos dimos cuenta de que aunque hacía sol, el viento que llegaba era helado y no apetecía nada pasear. Además, poco hay que ver.

Nos metimos en la cafetería Bohemia, en la plaza Mayor, y nos tomamos cafés y cola-cao con la leche súper caliente. Allí estuvimos un buen rato.

Y como nuestro objetivo era cenar pronto, estuvimos buscando por toda la zona centro un lugar que valiese la pena. Al final? Lo mejor que encontramos fue D’Maria, un bar de tapas donde tomamos un variado de ellas, francamente bien.

Para terminar, otro café cercano donde rematar la faena con nuevos cafés y cola cao. Y ya desde allí, regreso al albergue donde en breve nos pondremos a dormir, para mañana madrugar.

Benavente-Alija del Infantado

La etapa de hoy se presumía cómoda porque era bastante más corta que la de ayer y porque además era llana y no había avisos de lluvia. Y para poner de nuestra parte todo lo necesario, acordamos levantarnos a las 7 para desayunar media hora después y estar listos para la marcha sobre las 8.

Se cumplieron más o menos los horarios y antes las 8,30 iniciábamos el recorrido, que según nos indicaron en el hostal partía de la avenida cercana. De forma que hacia allí nos dirigimos pese a la ausencia de indicadores, lo que ha sido una constante en esta etapa.

Poco después de llegar a la carretera, Mayi sugirió que preguntásemos a un ciclista que pasaba y este nos indicó que si tomábamos la vía verde, sería mejor y aunque nos orientó hacia donde seguir, no encontramos el camino, por lo cual entre las diferentes opiniones y alternativas, optamos por continuar por la carretera.

Pasados unos kilómetros, confirmamos que estábamos en la ruta correcta al llegar a la altura de una gasolinera que Gronze mencionaba. Seguimos pues por la carretera y poco después vimos que por allí cruzaba la vía verde y nos incorporamos a ella, para circular por la citada vía un buen rato.

Como más adelante el Camino se cruza con la vía verde, abandonamos esta ya con rumbo a Villabrazaro, uno de los puntos indicados en los que teóricamente hay servicios. Pero ya sea por estar en día festivo (hoy es 1 de mayo) o porque el pueblo está falto de vida, el único bar estaba cerrado, al igual que la farmacia, y por ello nos instalamos en el centro del pueblo a tomar algo de lo que llevábamos en las mochilas en unos bancos que allí se encontraban.

A esas alturas llevábamos ya 7,5 km caminados cuando afrontamos el siguiente tramo hacia Maire de Castroponce, de otros 8,2 km.

Saliendo de Villabrazaro Mayi y Rafa empezaron a polemizar sobre los diferentes estilos de dirección del personal, a raíz de las voces que escuchaban de alguien en ese lugar. Y la polémica o discusión debió de durar bastante, aunque yo no la seguí al alejarme.

El tramo hasta Maire es similar a los recorridos de todos estos días. A veces junto a la carretera y otras veces por senderos más alejados, pero todo muy llano. Lo más interesante en esta parte del trayecto es el paso sobre un puente romano sobre el río Orbigo.

En Maire volvimos a reagruparnos y aprovechamos que había un bar y allí nos fuimos a hacer un pequeño descanso. Resultó que los propietarios (un matrimonio de nuestra edad) tenían ganas de charlar y se unieron a nosotros contando lo duro y aburrido que es vivir allí. Y nos hicimos unas fotos con ellos.

El último tramo hasta llegar a Alija fue llevadero, y cuando accedimos al Refugio de Peregrinos (aquí lo llaman así) eran sobre las 2 de la tarde. Teníamos las mochilas en una habitación con 6 camas y aquí nos instalamos, dejando la habitación al completo para nuestro grupo.

El albergue es sencillo pero no está mal. Hay un solo baño, preparado para personas con discapacidad, y está limpio, aunque sobre los colchones hemos aplicado el preparado anti-chinches, por si acaso.

Nos fuimos a comer sin haber pasado por la ducha por si se hacía tarde, y total tuvimos que esperar bastante para que nos sirvieran porque el restaurante de la gasolinera estaba a tope. Comimos bien e hicimos una larga sobremesa antes de volver al refugio para sestear e instalarnos del todo.

Por la tarde, ya repuestos, fuimos a pasear por Alija. Hay una hermosa iglesia y un amplio castillo, y pese a ir bastante abrigados, pasamos frío durante el paseo.

Luego, para cenar algo, fuimos al Black & White, el otro local que la hospitalera nos recomendó. Allí nos sirvieron una rica tabla de embutidos y unas cachopinas que estaban deliciosas.

Y terminada la cena, pelados de frío, regresamos al refugio para dar por finalizada esta séptima etapa.

Granja de Moreruela-Benavente

Anoche, viendo que la etapa de hoy era quizás la más larga de las preparadas, decidimos levantarnos sobre las 7 para estar desayunando a las 7,30 cuando abría la cafetería del Teleclub, y más o menos sobre las 8 estar empezando a caminar.

El desayuno fue de lo más sencillo porque solo pudimos tomar café y unas magdalenas.

Otra decisión tomada ayer en Asamblea General fue que hoy dormiríamos en un hostal, habida cuenta de que el albergue de Benavente tiene pocas camas y de que nos apetecía estar un poco más cómodos.

El Teleclub donde se gestiona el albergue

Así pues, según lo previsto, poco después de las 8 estábamos ya subiendo la cuesta por la que se sale de Moreruela para tomar los caminos agrícolas habituales, sobre los que sigo insistiendo en que dan a veces demasiadas vueltas que alargan de forma innecesaria el recorrido.

Los primeros 9,5 km transitan por los caminos habituales, realmente de poco interés, salvo contadas ocasiones en las que aparece arbolado autóctono y donde podemos escuchar los trinos de los pájaros, que siempre es agradable.

El primer pueblo que encontramos, y donde además hay un bar que nos permite una parada tranquila es Santovenia del Esla, donde además de tomar un café calentito, nos metemos al cuerpo parte de la fruta que compramos ayer, es decir plátanos y mandarinas.

El camino continúa su recorrido en los siguientes 6 km hacia Villaveza del Agua, y al poco de salir de allí empieza a llover, por lo que todos nos paramos a equiparnos con los chubasqueros, aunque luego la lluvia apenas dura unos minutos y no nos atrevemos a quitarlos por si acaso. En su mayor parte el camino discurre paralelo a la N-630, sin mejorar demasiado en cuanto al contenido. incluso al pasar por el pueblo desaparecen las señales y hubimos de preguntar a un paisano si estábamos en la buena dirección.

Un par de kilómetros después, por un sendero cercano y paralelo a la general, llegamos a Barcial del Barco, donde el único bar del pueblo está cerrado porque descansan los martes. Nos habían indicado que desde ahí hasta Benavente se podía hacer el recorrido por la Vía Verde, que discurre por lo que hace años era el trayecto del ferrocarril de la Vía de la Plata. Localizamos el inicio de la vía gracias a la información que nos facilitó el cartero del pueblo.

Y ya a partir ese momento entramos en un recorrido mucho más atractivo, y en el que destacan varios puentes de hierro sobre el río Esla.

Vemos también una piscifactoria en el río, de donde posiblemente habrán salido las truchas que unas horas después comemos en el restaurante.

La vía verde realmente es cómoda de recorrer, con muchos matices en cuanto a la vegetación, y sobre todo los puentes, destacando el mayor de ellos.

Pero al final, los 7 km de esa vía verde nos empiezan a resultar un poco pesados, porque se añaden a los 20 km que ya llevamos recorridos con antelación.

Cuando por fin terminamos la vía , dejando a un lado el último pueblo, Villanueva de Azoague, buscamos el camino para llegar al Hostal La Trucha, donde tenemos la reserva.

Y para llegar allí todavía nos restan casi 2 km, casi todo en subida, y ese trecho termina con nuestra resistencia. Completamos así una jornada de 28 km, la más larga de nuestro periplo.

Al llegar al hostal ya es hora de comer por lo que después de tomar unas cervezas vamos directos al restaurante.

Tras la comida, subimos a descansar y echamos una buena siesta. Con la ducha y recuperados decidimos salir a dar una vuelta y comprar fruta, y a la vez pasamos por la lavandería para reponer la ropa para las últimas 3 etapas antideslizantes volver a casa.

Como hoy se jugaba la semifinal de Champions entre Madrid y Bayern, nos quedamos en la cafetería del hostal mientras las chicas se van al centro, a tomar algo.

Y ya terminado el partido y de vuelta las chicas, todos a las habitaciones para preparar los cuerpos para la etapa de mañana.

Montemarta-Granja de Moreruela

La etapa de hoy, ecuador de este proceso por ser la 5 de nueve, ha sido relativamente tranquila, aunque se me ha hecho algo larga.

Los datos del recorrido de hoy

Salimos del albergue sobre las 8,30 horas, dejando allí a Armando, que como ayer colapsaron sus botas, y no hubo forma de arreglarlas no le quedó otra opción que comprar unas nuevas. Le gestionamos que el taxi que traslada las mochilas le llevase a Decathlon de Zamora y ya luego le dejase en el final de etapa de hoy. Es decir, que se libró de la caminata.

El restaurante de Rosa Mary

Después de desayunar en Rosa Mary, el restaurante donde ayer cenamos, arrancamos a andar a las 9,15 con destino a Fontanillas, un pueblo situado a mitad de etapa, donde teóricamente había un bar para hacer la parada intermedia.

El camino deja la carretera bordeando la iglesia de Santa María del Castillo, que ayer visitamos y se adentra por el medio de terrenos agrícolas similares a los de días pasados, cambiando con frecuencia de dirección por lo que en apariencia se alarga más de lo imprescindible.

Cuando llevaba caminados unos 4 km se pasa de nuevo junto a la vía del AVE aunque en este caso por un paso subterráneo, que no alarga el recorrido. A esas alturas de la marcha, sobrepase a la coreana y a un par de caminantes más que habían salido antes. Rafa y las chicas caminaban un poco más atrás.

Varios kilómetros antes de llegar a Fontanillas se dejan a la izquierda los restos de lo que en su día fue una fortaleza, el Castillo de Castrotorafe. No merece la pena acercarse a visitarlos, y simplemente indico su existencia.

Restos del Castillo

A esa altura hay un cartel anunciando la existencia de un bar a 300 metros, pero como obliga a desviarse, lo dejo pasar, pensando que podremos tomar algo en Fontanillas. Pero cuando llego al pueblo previsto como parada intermedia, me entero de que no hay bar, sino simplemente un pequeño local con una máquina donde se pueden tomar unas bebidas calientes.

Así que allí me voy, esperando la llegada de mis colegas de marcha y aprovecho para escuchar y ver por el móvil la comparecencia de Pedro Sánchez, nuestro presidente, que decide no dimitir y continuar al frente del gobierno.

Tras alrededor de media hora de descanso en ese ‘coffee break’ retomamos la marcha, ya con la idea de hacer de una tirada los casi 12 km que restan hasta el final de etapa, donde ya Armando nos ha avisado que nos está esperando. La idea era que él pudiese reservar las camas para todos pero al parecer el posadero le indica que solo a medida que cada uno vaya llegando puede elegir cama.

Se pasa por el pueblo de Riego del Camino después de caminar casi otros 4 km desde el anterior, pero ahí no hay nada que ver, y a continuación se afrontan ya los 7 km restantes, que se hacen muy largos, porque el paisaje no tiene nada de particular respecto de lo ya andado e incluso es más aburrido, y cuando a lo lejos aparece el pueblo todavía faltan casi 3 km para entrar en el.

Granja de Moreruela al fondo

Así llego a Granja de Moreruela sobre las 13,40 horas, después de recorrer los más de 27 km de la etapa de hoy. Me espera Armando y después de hacer el registro en el Bar- Teleclub de quien gestiona el albergue ya puedo venir a instalarme, mientras Armando queda pendiente de la llegada de Rafa, Mayi y Chus, que lo hacen 20 minutos después.

Nuestro albergue de hoy

Tras acomodarnos todos, ducharnos y cambiar de ropa, puesto que se hace tarde nos vamos a comer al bar, que es el único en Moreruela en estos momentos. En principio nos ponen mala cara porque dicen que es tarde, pero al final nos atienden bien y comemos adecuadamente.

Tras la comida, una siesta reparadora para más tarde salir a hacer algo de compra en la única tienda del pueblo, donde cogemos fruta para mañana.

Y nos queda tiempo antes de la cena para descubrir el pueblo, que tiene una iglesia con buena pinta justo al lado de nuestro albergue, pero esta cerrada, vemos el edificio del ayuntamiento, lleno de nidos de golondrinas, y finalmente la zona próxima al bar, con un parque precioso, el colegio y unas zonas de recreo.

Antes de cenar nos da tiempo tambien a tomar un refresco en la terraza del bar, aprovechando los últimos rayos de sol, y luego, ya de nuevo dentro del bar cenamos un buen plato de embutido.

Atardecer en Moreruela

Y como el día no da para más y la gente en el albergue se pone a dormir antes de las 10, para que nadie nos proteste, todos a la cama.

Zamora-Montamarta

Hoy la etapa parecía de principio más llevadera, porque eran algo menos de 20 km y ya no había anuncio de lluvia.

Empezamos la marcha poco después de las 8 de la mañana, una vez el transporte nos recogió las mochilas. La salida de Zamora desde el centro es a través de la puerta de Doña Urraca, y en varios sitios nos encontramos paneles pintados muy interesantes. Aparte de eso el tramo ciudadano es un poco rollo, además lleva aparejada una cuesta considerable, y antes de llegar a los caminos agrícolas obliga a transitar un rato por carretera con apenas arcén.

Tras aproximadamente 6 km de marcha nos encontramos el único pueblo con servicios, que es Roales, donde hay uno o dos bares pero no paramos porque teníamos muy reciente el desayuno. Nos llamó la atención en ese lugar el nombre de las calles principales. General Franco y Primo de Rivera (José Antonio). Habría que avisar al equipo de Memoria Histórica, aunque aquí en Castilla-León se han marcado una ley a su gusto.

Más adelante el trayecto continúa siempre por senderos agrícolas, con plantaciones diversas entre las que destacan la colza y la avena, además de otras grandes parcelas aparentemente en barbecho o pendientes de nueva siembra.

Cuando íbamos por la mitad del recorrido, más o menos, Rafa y yo que marchábamos un poco distanciados del resto, hicimos una parada para reagrupamiento, y para tomar algo, habida cuenta de que ya no tendríamos donde hacerlo hasta el final de etapa.

Nos paramos junto a la entrada de una enorme superficie de paneles solares, y allí dimos cuenta de galletas, frutos secos y unas mandarinas compradas el día anterior en un Gadis de Zamora.

Un poco después el Camino hace un quiebro para salvar las vías del AVE, lo que nos obliga a un rodeo que no hace más que alargar el recorrido. Aunque confiábamos en que pasase algún tren mientras pasábamos por el alto, no hubo suerte, y sin embargo pasó poco después y pude captarlo desde abajo.

El resto del recorrido hasta el final de etapa ya lo hicimos a buen ritmo, porque Rafa quería llegar a tiempo de ver por televisión el campeonato de moto GP desde Jerez.

Albergue de Montemarta

Llegamos al albergue tranquilos y con el encargo de coger camas bajas, aunque solo lo logramos en parte, puesto que de las bajas quedaban solo tres, por lo que los otros dos dormirán en la parte alta de las literas. El alojamiento es de lo más sencillo pero nos servirá para pasar esta noche.

Vista del dormitorio del albergue

Una vez instalados, duchados y cambiados de ropa, marchamos todos a reunirnos con Rafa en un bar cercano, donde vimos la carrera. Y ya allí decidimos comer, un menú del día bastante aceptable y sobre todo abundante.

Tras la comida, una siesta para relajar cuerpo y piernas, y una vez recuperadas las fuerzas, paseo por el pueblo hasta una iglesia próxima ubicada justo al lado de un pantano. Como hacía buena tarde, el paseo resultó de lo más agradable.

Había gente pescando (o más bien intentándolo, porque al parecer no picaban), pero se veía saltar a los peces.

De vuelta hacia el pueblo, tomamos un refresco en la terraza de un bar y, más tarde, para completar la jornada, cenamos en otro restaurante de Montemarta, el Rosa María, que será donde mañana desayunaremos porque en este albergue no hay lo necesario.

Villanueva de Campean-Zamora

Ya sabemos que no se ganó Zamora en una hora, y aunque tampoco lo pretendíamos, la verdad es que hoy la marcha ha sido más lenta de lo previsto, por las inclemencias meteorológicas. El recorrido total ha sido de algo más de 19 km y el tiempo total invertido, con paradas intermedias, como 6,30 horas.

Arrancamos a las 8,30 de la mañana, sin haber desayunado porque en el albergue no había nada y tampoco nosotros habíamos llevado lo necesario para poder organizar allí un desayuno. De todas formas, poco después de salir un paisano nos dijo que en el pueblo de San Marcial situado a unos 6 km podríamos encontrar un bar abierto, con lo cual hacia allí nos dirigimos.

El primer contratiempo se produjo cuando nos dimos cuenta de que mi sombrero se había quedado olvidado, con lo cual yo tuve que regresar a buscarlo mientras el resto del grupo iniciaba la marcha. Tuve que acelerar un poco más para alcanzarlos cuando habíamos recorrido algo más de 2 km.

Y además, casi al salir de Campean empezó a llover, al principio no muy fuerte, pero la cosa fue en aumento, de forma que llegamos al bar poco antes de las 10 y ya un poco mojados. Al arribar, el bar todavía estaba cerrado y tardó la chica en llegar como 20 minutos, que se nos hicieron eternos porque hacía frío y con la humedad la cosa era más difícil de llevar.

Como la lluvia se mantuvo durante más de hora y media, mientras tanto nos tomamos los cola-cao y cafés de desayuno, además de un par de bocatas de jamón que repartimos entre todos. Y no fue hasta alrededor de las 11,30 que pudimos volver a caminar, tras haber parado de llover.

Al reanudar la marcha ya vimos que el suelo de los caminos se había deteriorado una barbaridad, porque se ve que no se absorbe el agua con facilidad, y empezó a estar resbaladizo y nos frenó la marcha, además de que corríamos riesgo de patinar y estamparnos contra el barro. Las botas se iban haciendo cada vez más pesadas y los bajos de los pantalones se iban poniendo del color del suelo.

En un momento determinado, como yo me había alejado, empecé a preocuparme por si las chicas hubieran tenido algún percance, ya que tardaban en llegar a mi altura. Además, como quiera que las telefonee y no contestan, decidí volver atrás unos cientos de metros, hasta encontrarme con ellas. Resulto que únicamente se habían parado a beber y a hacer fotos. En fin, que continuamos ya hacia el final de etapa cada uno a su ritmo. En esta última parte del trayecto un par de veces la lluvia nos amenazó con volver a fastidiarnos, pero fueron pequeños chaparrones sin más importancia.

Cuando por fin llegamos a la entrada de Zamora nos encontramos con que el puente de piedra, que es el acceso clásico, está en obras y por esa razón para llegar al albergue tuvimos que dar un importante rodeo, que alargó la etapa en más de 1 km sobre lo previsto.

Llegados al alojamiento, pasadas las 3 de la tarde (hora de apertura), había un atasco importante para anotarse por lo que lo hicimos uno a uno a medida que llegamos, intercalados con muchos otros peregrinos que hoy llegaban a la ciudad.

Por todo ello, tardamos bastante en estar listos para salir a comer algo, antes de que Chus y Mayi se fuesen al médico por un pequeño problema que tenía Chus, y mientras los chicos nos fuimos a buscar una lavandería para yo hacer mi colada.

Cenando en La Colmena

Y para remate del día, a tomar unos vinos y pinchos a un par de sitios típicos, terminando en La Colmena, un restaurante donde nos trataron de maravilla y cenamos muy bien, antes de volver al albergue para estar dentro a las 10 de la noche, hora de cierre.

Villanueva de Cañedo-Villanueva de Campean

Hoy amanecimos muy relajados, tras una noche con todas las comodidades que nos ofreció el Castillo del Buen Amor. Y lo primero que hicimos fue ir al comedor a degustar el excelente desayuno-buffet que se nos ofrecía en el paquete reservado.

Recorrido de esta etapa

Hubimos de esperar a las 9 de la mañana, hora un tanto tardía para lo que acostumbramos cuando estamos de caminata, pero valió la pena la demora en salir, con lo cual cuando iniciamos la marcha eran ya las 10,20 horas.

Antes de partir, delante de recepción.

Hoy el recorrido inicial hasta El Cubo del Vino tuvimos que hacerlo por la N-630 a causa del desvío que hubimos de hacer para llegar al Castillo. Pero como fue a primera hora, los 14 km que hicimos por carretera fueron más llevaderos.

Al llegar a El Cubo de la tierra del Vino, un pequeño descanso en el Bar Hernández para reponer fuerzas y aligerar fluidos. Allí nos encontramos a otros peregrinos que hacen este mismo recorrido.

Cuando ya retomamos la marcha, nos tropezamos en la plaza del pueblo a la coreana que vimos ayer. Hoy bajaba de un bus, o sea que se había saltado el recorrido.

El camino a partir de El Cubo circula por una senda agrícola muy cómoda, que lleva a su derecha una vía de tren en desuso. El paisaje es muy interesante, con grandes zonas arboladas con flora autóctona por la derecha y enormes extensiones de tierra labrada por la izquierda, con maquinaria agrícola de peso.

A medio camino se notó un leve chispeo de lluvia, presagio de la borrasca que tenemos anunciada, pero la cosa no pasó a mayores.

Sin embargo en todas las fotos que hice a lo largo de la marcha queda patente por los nubarrones que se ven, que probablemente mañana lloverá a lo largo de la jornada. De hecho, esta tarde ha llovido ya un poco en Villanueva de Campean, donde hoy pernoctamos. En cualquier caso hoy el paisaje ha sido realmente atractivo.

En el último tramo hasta llegar a nuestro destino de hoy, se pueden ver grandes extensiones de viñedos, y también enormes superficies en los que las plantaciones de avena destacan entre otras. Cabe destacar tambien lo hermoso del paisaje al margen de los cultivos, lleno de jaras, y multitud de otros arbustos en plena efervescencia en este mes de abril.

A la llegada a Campean se nos presentan sendos bloques de piedra, imitando a los antiguos miliarios, que anuncian el nombre del pueblo.

Según llegamos al pueblo, buscamos el albergue donde nos han dejado las mochilas. La verdad es que, viniendo del Castillo, a más de uno se le cae la moral al suelo. Y no es para menos porque quienes no conocen los albergues de peregrinos no imaginan como son, pero quienes los conocemos podemos opinar que este forma parte de la gama más cutre.

Este es nuestro albergue

Una vez colocadas las mochilas, nos vamos a tomar una cerveza al bar del pueblo, y resulta que no hay bar y lo único disponible es un local social comunal donde por cierto nos dan toda clase de facilidades y nos tratan de maravilla.

De regreso al albergue, ducha y acomodo, mientras preparamos la búsqueda de algún sitio para cenar, que al final conseguimos en un pueblo situado 4 km más allá, y con taxista que nos facilita los desplazamientos.

Conseguimos cenar francamente bien y como hay que acostarse pronto, a las 10 en el alojamiento, y a la cama poco después porque mañana es otro día de caminata.

De cena en el pueblo vecino

En fin. que los nuevos van descubriendo como funciona esto y nosotros nos encargamos de facilitarles la adaptación.

Salamanca-Villanueva de Cañedo

Hoy, 25 de abril, mientras Portugal celebra su fiesta nosotros empezamos nuestra andadura por esta Vía de la Plata camino de Astorga y con esta primera etapa que concluye en en Castillo del Buen Amor.

Resumen de nuestro recorrido

La jornada se inició a las 8 de la mañana, después de una plácida noche. A esa hora, con puntualidad exquisita, vinieron a recoger nuestras mochilas y a la misma hora acudimos a desayunar a la cafetería situada justo debajo del que fue nuestro alojamiento, en plena plaza mayor salmantina.

El desayuno en Salamanca

Y aproximadamente media hora más tarde, nos pusimos rumbo a nuestro destino de esta primera etapa. El camino transcurre por varias calles de Salamanca en dirección Zamora y ya saliendo de la capital transita por un arcén de la carretera nacional durante varios kilómetros, con deficiente señalización hasta que, pasados unos 7 kilómetros, se acomoda por un andadero que discurre en un lateral de la propia N-630.

Se llega a Aldeaseca de Armuña, ya un poco alejado de la nacional y se continúa por senderos hacia Castellanos de Villiquera, donde hicimos una parada para tomar un café y aligerar líquidos, cuando llevábamos caminados 12 kms. Allí nos encontramos con una coreana que caminaba un poco más lenta que nuestro grupo.

Castellanos es un pequeño lugar donde nos llamaron la atención algunas pinturas murales que decoraban diversas casas y locales.

El siguiente pueblo fue Calzada de Valdoncel, algo más importante porque a diferencia de los anteriores, contaba con un par de entidades bancarias y cuyo ayuntamiento ocupaba un moderno edificio. En ese pueblo había además un par de albergues, uno de ellos privado y otro municipal. Y tenían una plaza adornada con restos de varios miliarios que suelen ser frecuentes por estos parajes, ya que por aquí discurría la vía romana que conectaba Sevilla con Astorga.

A partir de este pueblo ya no hay nada destacable hasta El Cubo del Vino, que dista más de 20 kms, por lo que elegimos como final de etapa el Castillo del Buen Amor, algo fuera de la ruta oficial del Camino De Santiago. Para llegar al final de etapa estimábamos que restaban 7 u 8 kms que finalmente se convertirían en algo más de 10, hasta completar un recorrido total de 27,3 kms.

Invertimos en ese recorrido algo más de 6 horas, aunque con varias paradas, pero llegamos a nuestro destino cerca de las 3 de la tarde, con ganas de descansar y comer algo.

Comiendo algo tras la llegada

El Castillo del Buen Amor es un excelente lugar para disfrutar de un fin de semana, y aunque nosotros no disponemos de ese tiempo, tratamos de sacarle el máximo partido en el margen de nuestras posibilidades.

Después de reponer fuerzas, ya pasamos a las habitaciones para descansar, ducharnos y recuperarnos para la siguiente jornada. Hemos estado en las habitaciones un par de horas y luego salimos a recorrer las diferentes estancias del castillo, que ha resultado ser muy interesante. Está muy bien cuidado, con un montón de salones y lugares para uso de los clientes. Y tiene un precioso y bien cuidado entorno, con plantaciones de uvas propio.

Hemos hecho tambien buenas migas con el personal de recepción, de cafetería y del restaurante, alguno de ellos gallego (de Cariño, y con conocidos comunes por Rafa y Mayi). En resumen, que hemos aterrizado en el lugar adecuado.

Cenamos en el restaurante, que por su forma, nos recordaba al del Hostal de los RR. Católicos. La cena tambien estupenda.

Y como con todo eso ya se hizo tarde, nos vinimos a las habitaciones sobre las 11,30 para mañana desayunar a las 9.

En definitiva, una primera jornada excelente y con ganas de seguir en la misma linea en los próximos días.

Empezando …..

Llegó el día programado, y hoy, 24 de abril, nos concitamos para iniciar el camino según lo previsto, a la 1 de la tarde de la estación de San Cristóbal para tomar el tren que nos traería a Salamanca, previo paso por la estación de Zamora y después de coger un bus en esa ciudad.

Inicio del camino en la estación

Así pues, llegamos a Salamanca poco antes de las 6 de la tarde, listos para empezar nuestra andadura. Antes de instalarnos en nuestro alojamiento, en plena Plaza Mayor, nos relajamos un rato en una terraza para verificar que tampoco aquí saben servir un ristreto, y a la vez empezar a disfrutar de la hermosa vista de la que, a mi modesto entender, es la más atractiva plaza mayor de nuestro país.

Plaza Mayor de Salamanca

Tras instalarnos en nuestras habitaciones (los tres chicos por un lado y las dos chicas por otro), salimos a solucionar los pequeños déficits acumulados por una mala programación previa, es decir, comprar aquellas cosas que se nos olvidó traer de casa, y a la vez hacer un recorrido por algunas de las preciosas calles de la ciudad.

Vista de Salamanca

Fuimos a la farmacia a comprar los medicamentos que yo olvidé traer, conseguimos comprar unas etiquetas que deberíamos haber traído en las mochilas como identificación, y por último dimos varias vueltas hasta conseguir las credenciales de los “novatos”. Pero todo ello se consiguió sin grandes problemas, y finalmente pudimos ir a tomar unos vinos y unas tapas que nos sirvieron de cena.

El lugar elegido para esa primera cena fue la Taberna de Dionisia, un establecimiento que nos habían recomendado en nuestro alojamiento, y que resultó ser excelente, tanto por la atención del personal, como por los artículos y caldos elegidos para la ocasión, es decir, unas selecciones de tostas especialidad de la casa, y un combinado de derivados del cerdo ibérico, regado con unas cervezas, y unos vinos recomendados (Madremía y Arzuaga) que nos dejaron completamente satisfechos.

En todo caso, antes de venir al alojamiento pasamos por el café Novelty, donde algunos de los reconocidos escritores del pasado siglo se reunían y dejaban su impronta. Así han instalado allí una efigie en bronce de Torrente Ballester, asiduo al parecer del café en su época de residente en Salamanca.

Café Novelty

Y finalizada la jornada, a dormir (unos mas que otros) para mañana estar dispuestos a enfrentar la primera jornada real del Camino Vía de la Plata que, salvo problemas no esperados, nos llevará en los próximos días hasta Astorga.

Preparando el Camino

Se cumplen ahora 7 años desde mi última incursión en los «caminos» de Santiago, en sus diferentes conformaciones y recorridos, y mientras voy realizando los preparativos he tenido tiempo de recordar cada una de las ocasiones en que me metí en estos fregados, y la cantidad de kilómetros que llevo hechos a lo largo de los casi 18 años desde que empecé.

En esta ocasión pretendo continuar por la Via de la Plata un recorrido que inicié en junio del año 2015, junto a Mayi y Dora, desde Mérida y terminando en aquella ocasión en Salamanca. Ahora la pretensión es continuar con ese camino hasta Astorga, donde la Via de la Plata se encuentra con el Camino Francés. Serán un total de 9 etapas, ya que no quiero hacer largos recorridos diarios, y sale una media de 22 kms aproximadamente. Y aunque en principio mi idea era hacerlo solo, al comentarlo se han ido uniendo otros amigos, algunos ya con experiencia como Mayi y Chus, y otros neófitos en estas lides como son Rafa y Armando. En total seremos 5 caminantes con ganas de disfrutar del recorrido. Y lo vamos preparando día a día para llegar debidamente preparados.

Y volviendo a los kilómetros recorridos hasta la fecha, me salen las siguientes cuentas:

Sto. Domingo de la Calzada
  • Julio 2006, entre los días 15 y 25, partiendo de Saint-Jean-Pied-de-Port y llegando hasta Santo Domingo de la Calzada, aproximadamente 225 km. Fue mi primera experiencia, afortunadamente muy gratificante, por lo cual al poco tiempo quise continuar, y para ello un mes después programé una segunda parte, que iniciaría en Santo Domingo, donde lo había dejado en esa primera fase.
  • Pero el proyecto se truncó porque en el viaje de ida, el día 21 de agosto de ese mismo año el tren en que viajaba hacia Vitoria tuvo un descarrilamiento al paso por la estación de Villada (Palencia), y aunque yo tuve la fortuna de salir ileso del accidente pese a que viajaba en el vagón que salió peor parado, murieron 6 personas y un número mayor resultaron heridas, algunas de consideración. Yo perdí la mochila, las gafas y el sombrero, y aunque me trasladaron en bus a Vitoria, quedé sin ropa ni elementos para continuar con el camino, y por supuesto sin ganas en aquel momento, así que tras pasar un par de días en casa de una amiga, regresé a casa.
  • En Octubre del mismo año 2006, volví a continuar lo que había dejado en julio y no podido realizar en agosto. Así que partiendo de Santo Domingo, en algo menos de una semana hice el trayecto hasta Boadilla del Camino, en total otros 115 kms. Lo dejé ahí un par de días antes de lo previsto porque me surgieron unos problemas y regresé a casa.
  • Hasta septiembre del año siguiente no retomé el Camino Francés, y en esta ocasión lo hice acompañado de Chus, que ahora se ha unido también al nuevo proyecto. En aquella ocasión hicimos un total de 229 kms. partiendo de Boadilla del Camino, hasta Ponferrada.
  • El último tramo de ese mi primer Camino Francés, volví a hacerlo acompañado de Chus. Fue en marzo de 2008 y como en esa fecha ya Ipi había entrado en mi vida, ella nos llevó hasta Ponferrada para el inicio, e incluso nos trasladó las mochilas hasta el albergue donde haríamos la primera noche. También luego nos hizo otra visita el día que llegamos a Palas de Rey, y allí comió con nosotros. En ese cuarto tramo hicimos un total de 224 kms, y en la fase final se unió a nosotros una asturiana que viajaba sola y terminó acompañándonos hasta Santiago. Y con ello, sumando los cuatro tramos hechos, arroja una cifra próxima a los 800 kms lo que es el total del Camino Francés, habida cuenta de que siempre se hacen algunas variaciones para ver tal o cual monumento, o nos desplazamos del camino principal para llegar a algún albergue, etc.
  • En junio de 2011 hice, junto a Mayi y su amiga Dora, lo que se viene a denominar el «Tramo Aragonés» del Camino Francés. Es la entrada a España desde Francia por Somport, en Huesca, y el recorrido consiguiente hasta unirse al Camino Francés clásico en Puente la Reina. Son algo más de 180 kms de un trayecto bastante duro, y con una etapa especial, la de San Juan de la Peña, que por algunos está considerada como la más complicada de todos los caminos que conducen a Santiago.
  • Un año más tarde, en junio de 2012, Mayi, Dora y yo hicimos el Camino Primitivo, empezando en Oviedo y con final programado en Melide, donde este Camino se encuentra con el Francés. Son casi 260 kms, que recorrimos en 10 días y en su conjunto a mi modo de ver (y no solo el mío) es uno de los trayectos más duros de los diferentes caminos a Santiago. Pero además de duro, es francamente bonito y vale la pena el esfuerzo de hacer esas etapas, por parajes totalmente verdes e imbuidos de naturaleza virgen.
  • Solo unos meses más tarde, en septiembre, conseguí convencer a Ipi de que se uniese a mí para un recorrido del Camino de Santiago, en esta ocasión para hacer el tramo entre Santiago y Fisterra, y allí ejecutar el clásico de la quema de las botas. Fueron cuatro días fantásticos, que culminamos con la recepción que, a nuestra llegada al faro de Fisterra, nos hicieron nuestros amigos que se habían desplazado hasta allí para la ocasión. Completamos esa jornada final con un baño en la playa y una excelente comida en el restaurante Tira do Cordel. En ese trayecto hicimos unos 90 kms.
  • Al año siguiente, final de agosto y comienzos de septiembre, junto a Mayi y Dora, nos lanzamos al Camino Portugués, comenzando poco después de Oporto y terminando en Santiago. Fueron un total de 9 días, y aproximadamente 220 kms. Como era la época en que estaba con nosotros Hajar, tanto en la despedida como en la llegada a Compostela la tuvimos cerca, y ya forma parte del recuerdo de ese periplo.
  • Fue en junio de 2015, como ya dije al inicio de esta publicación, cuando junto con Mayi y Dora nos animamos a empezar el recorrido por la Via de la Plata, comenzando en Mérida y haciendo un final temporal en Salamanca, donde ahora lo retomaré. En esa oportunidad recorrimos cerca de 300 kms, a lo largo de 12 días. Resultó un tramo duro, especialmente por el calor, aunque muy interesante por los lugares por los que se transita.
  • El año 2017, entre abril y mayo, llevé a cabo mi proyecto más ambicioso en lo referente al Camino, que fue hacer el trayecto de una sola vez desde Francia, en solitario (es decir, sin acompañamiento inicial). Eso representa hacer de una tirada los casi 800 kms, sin dias de parada para el descanso. En total fueron 28 jornadas, con recorrido entre el 9 de abril y el 9 de mayo. Hubo un alto de 3 días de un viaje «relámpago» a Londres para asistir con Hugo y con Ipi a unos actos que tenía allí Chema (fue la etapa de su residencia en la capital inglesa) y aprovechamos para celebrar en esa ciudad mi 67 cumpleaños. Tengo que señalar que para mí ha sido el mejor de mis recorridos, por la intensidad, por la diferencia que implica el viajar solo, incluyendo en este apartado además la cantidad de personas con las que he convivido durante el periplo y el excelente recuerdo que me han dejado muchas de ellas. En esta ocasión, al paso por Ponferrada tuve la visita de Ipi, y más tarde, al llegar a Samos, también Ipi, en compañía de Elena y Rafa, salieron a mi encuentro. Por último, al regresar de Londres, en las tres últimas etapas Ipi me acompañó, y mi hermano Miguel me acompañó unos kilómetros a mi paso por Arzúa.
  • Por último, en agosto de 2019, en 3 días hicimos Ipi, Mayi, Fernando y yo el recorrido del Camino Inglés entre A Coruña y Santiago. Un total aproximado de 70 kms que se hizo con tranquilidad y con bastante calor, por cierto. Celebramos nuestra llegada a Santiago como si hubiéramos venido desde Francia, pero lo disfrutamos bien.

Si sumamos todos los recorridos señalados, resulta una cifra superior a los 2.700 kms, pero lo más importante para mi son las experiencias acumuladas en estos 18 años y los buenos recuerdos que guardo de cada uno de los viajes y de cada una de las personas con las que he convivido en ellos. Asi que con esas mismas expectativas partiré para la nueva ruta.