Llegó el día programado, y hoy, 24 de abril, nos concitamos para iniciar el camino según lo previsto, a la 1 de la tarde de la estación de San Cristóbal para tomar el tren que nos traería a Salamanca, previo paso por la estación de Zamora y después de coger un bus en esa ciudad.

Así pues, llegamos a Salamanca poco antes de las 6 de la tarde, listos para empezar nuestra andadura. Antes de instalarnos en nuestro alojamiento, en plena Plaza Mayor, nos relajamos un rato en una terraza para verificar que tampoco aquí saben servir un ristreto, y a la vez empezar a disfrutar de la hermosa vista de la que, a mi modesto entender, es la más atractiva plaza mayor de nuestro país.

Tras instalarnos en nuestras habitaciones (los tres chicos por un lado y las dos chicas por otro), salimos a solucionar los pequeños déficits acumulados por una mala programación previa, es decir, comprar aquellas cosas que se nos olvidó traer de casa, y a la vez hacer un recorrido por algunas de las preciosas calles de la ciudad.

Fuimos a la farmacia a comprar los medicamentos que yo olvidé traer, conseguimos comprar unas etiquetas que deberíamos haber traído en las mochilas como identificación, y por último dimos varias vueltas hasta conseguir las credenciales de los “novatos”. Pero todo ello se consiguió sin grandes problemas, y finalmente pudimos ir a tomar unos vinos y unas tapas que nos sirvieron de cena.

El lugar elegido para esa primera cena fue la Taberna de Dionisia, un establecimiento que nos habían recomendado en nuestro alojamiento, y que resultó ser excelente, tanto por la atención del personal, como por los artículos y caldos elegidos para la ocasión, es decir, unas selecciones de tostas especialidad de la casa, y un combinado de derivados del cerdo ibérico, regado con unas cervezas, y unos vinos recomendados (Madremía y Arzuaga) que nos dejaron completamente satisfechos.

En todo caso, antes de venir al alojamiento pasamos por el café Novelty, donde algunos de los reconocidos escritores del pasado siglo se reunían y dejaban su impronta. Así han instalado allí una efigie en bronce de Torrente Ballester, asiduo al parecer del café en su época de residente en Salamanca.

Y finalizada la jornada, a dormir (unos mas que otros) para mañana estar dispuestos a enfrentar la primera jornada real del Camino Vía de la Plata que, salvo problemas no esperados, nos llevará en los próximos días hasta Astorga.
Buenos días, espero que no os llueva.
Saludos para todos
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Me encanta los relatos que haces de los viajes, un buen recuerdo. Buen camino
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