Ya sabemos que no se ganó Zamora en una hora, y aunque tampoco lo pretendíamos, la verdad es que hoy la marcha ha sido más lenta de lo previsto, por las inclemencias meteorológicas. El recorrido total ha sido de algo más de 19 km y el tiempo total invertido, con paradas intermedias, como 6,30 horas.

Arrancamos a las 8,30 de la mañana, sin haber desayunado porque en el albergue no había nada y tampoco nosotros habíamos llevado lo necesario para poder organizar allí un desayuno. De todas formas, poco después de salir un paisano nos dijo que en el pueblo de San Marcial situado a unos 6 km podríamos encontrar un bar abierto, con lo cual hacia allí nos dirigimos.
El primer contratiempo se produjo cuando nos dimos cuenta de que mi sombrero se había quedado olvidado, con lo cual yo tuve que regresar a buscarlo mientras el resto del grupo iniciaba la marcha. Tuve que acelerar un poco más para alcanzarlos cuando habíamos recorrido algo más de 2 km.


Y además, casi al salir de Campean empezó a llover, al principio no muy fuerte, pero la cosa fue en aumento, de forma que llegamos al bar poco antes de las 10 y ya un poco mojados. Al arribar, el bar todavía estaba cerrado y tardó la chica en llegar como 20 minutos, que se nos hicieron eternos porque hacía frío y con la humedad la cosa era más difícil de llevar.


Como la lluvia se mantuvo durante más de hora y media, mientras tanto nos tomamos los cola-cao y cafés de desayuno, además de un par de bocatas de jamón que repartimos entre todos. Y no fue hasta alrededor de las 11,30 que pudimos volver a caminar, tras haber parado de llover.

Al reanudar la marcha ya vimos que el suelo de los caminos se había deteriorado una barbaridad, porque se ve que no se absorbe el agua con facilidad, y empezó a estar resbaladizo y nos frenó la marcha, además de que corríamos riesgo de patinar y estamparnos contra el barro. Las botas se iban haciendo cada vez más pesadas y los bajos de los pantalones se iban poniendo del color del suelo.


En un momento determinado, como yo me había alejado, empecé a preocuparme por si las chicas hubieran tenido algún percance, ya que tardaban en llegar a mi altura. Además, como quiera que las telefonee y no contestan, decidí volver atrás unos cientos de metros, hasta encontrarme con ellas. Resulto que únicamente se habían parado a beber y a hacer fotos. En fin, que continuamos ya hacia el final de etapa cada uno a su ritmo. En esta última parte del trayecto un par de veces la lluvia nos amenazó con volver a fastidiarnos, pero fueron pequeños chaparrones sin más importancia.


Cuando por fin llegamos a la entrada de Zamora nos encontramos con que el puente de piedra, que es el acceso clásico, está en obras y por esa razón para llegar al albergue tuvimos que dar un importante rodeo, que alargó la etapa en más de 1 km sobre lo previsto.


Llegados al alojamiento, pasadas las 3 de la tarde (hora de apertura), había un atasco importante para anotarse por lo que lo hicimos uno a uno a medida que llegamos, intercalados con muchos otros peregrinos que hoy llegaban a la ciudad.

Por todo ello, tardamos bastante en estar listos para salir a comer algo, antes de que Chus y Mayi se fuesen al médico por un pequeño problema que tenía Chus, y mientras los chicos nos fuimos a buscar una lavandería para yo hacer mi colada.

Y para remate del día, a tomar unos vinos y pinchos a un par de sitios típicos, terminando en La Colmena, un restaurante donde nos trataron de maravilla y cenamos muy bien, antes de volver al albergue para estar dentro a las 10 de la noche, hora de cierre.
Por lo que veo el día de ayer estuvo un poquito gafado pero lo importante es que estáis disfrutando del camino.
Me gustaMe gusta