Arthez-de-Bearn – Navarrenx

Esta pasada noche llovió bastante, y las previsiones iniciales para hoy eran también de lluvia hasta media mañana. Nos levantamos temprano, poco antes de las 7 y recogimos rápido, porque además el desayuno no sería en la tienda. Así que dejamos las mochilas en la puerta para cuando pasaran a recogerlas, nos lanzamos a subir la empinada cuesta desde el camping hasta el centro de Arthez, para ir a desayunar a la Boulangerie que descubrimos ayer.

Hicimos un desayuno completito, muy en la línea francesa, con croissants, tostadas, etc. Faltó la fruta, que por aquí no nos ponen en ningun sitio, y que apenas habíamos podido comprar tampoco.

El arranque de la caminata de hoy se hizo allí, donde desayunamos, y por tanto la foto inicial está realizada en la panadería, donde nos atendieron dos amables chiquitas.

La salida de Arthez es similar a la entrada. Se circula por una calle larga, con casas a los lados pero sin nada más detrás, es decir que la impresión que tuve ayer al entrar de que la ciudad se compone de unas cuantas calles que confluyen en el centro y poco más tras ellas.

Ya fuera del pueblo volvemos a lo de días pasados, es decir, plantaciones de maíz y campos con ganado, y bastantes arboledas, si bien en esta ocasión a causa de la lluvia nocturna y de la que a ratos sigue cayendo, el suelo está mojado y en ocasiones encharcado, porque aunque la mayor parte del tiempo vamos por carretera, en los tramos de tierra aparecen charcos.

Cuando llevamos ya alrededor de 7 kms de marcha, pasamos por Argagnon, un pueblo con algunas construcciones interesantes.

Sigue el trayecto a través de maizales que cada vez comparten mas espacio con las plantaciones de soja. El camino es bastante llano, y con bajadas no muy pronunciadas. Un poco más adelante se cruza la carretera, donde hay obras en un puente sobre el rio y en otra parte sobre la vía férrea.

Poco después llegamos a Maslacq. Hemos visto estos días en algunos pueblos que los carteles anunciadores del lugar están puestos boca abajo. Parece ser que se trata de la protesta de los agricultores por los recortes que la Unión Europea está haciendo sobre la PAC (Política agraria común). En este caso, se ve en la foto.

Maslacq es un pueblo relativamente grande, con algunos edificios muy vistosos y uno especial, el Chateau, que está cerrado y bastante deteriorado. Tiene mucha historia, y sería un lugar excepcional para hacer una fuerte inversión y ponerlo en funcionamiento como hotel con encanto y con lujo.

Pasado Maslacq vamos ya en dirección a Sauvelade, el lugar donde inicialmente pensábamos cortar la etapa pero que al no encontrar alojamiento disponible, nos obligó a ir hasta Navarrenx. A partir de Maslacq el terreno que iba siendo llano, tiene un par de subidas muy pronunciadas subiendo en cortos espacios de menos de 500 metros un desnivel de casi 100 metros. En el primero de ellos, que se hace a través de un sendero, hay que hacer varias paradas para recuperar “presencia de ánimo” porque se multiplican las pulsaciones. Previamente hemos superado a otra peregrina, una francesa que viene haciendo el mismo recorrido.

Tras la subida, una bajada tambien importante, pero menos pronunciada hasta que algo mas adelante se llega a la segunda subida de la jornada aparentemente mas dura, pero que se hace mas llevadera porque no es tan brusca la ascensión. En ese tramo nos topamos con un burro, un campo con vacas, y plantaciones de soja entre las que aparecen algunos girasoles.

Y de pronto aparece el lugar que veníamos esperando para hacer una parada a recuperar energía y meter algo al cuerpo. Unos lugareños han plantado delante de su casa un banco con la inscripción “Une pause.. sur le Chemin”, Y como nos llega en el momento más adecuado, hacemos allí la parada del recorrido intermedio, tomando algo de las provisiones que nos habían sobrado en la cena de la noche anterior.

Continúa el camino hacia Sauvelade por unos estrechos senderos, muy atractivos, pasando luego a la carretera, que nos lleva hasta un alto para luego bajar de forma brusca hasta la Abadía de Sauvelade, que está a un par de kilómetros del pueblo.

Aquí, a causa de que yo me había quedado retrasado un rato a la espera de una llamada importante, se nos produce un malentendido entre las chicas, que iban por delante, y yo. Ocurrió que al bajar la cuesta, ví que a la derecha salía un sendero que indicaba ser el camino a la abadía, que yo sabía que querían visitar, y como no sabía donde estaban ellas, las llamé y me dijeron que estaban llegando a esa abadía, que ellas habían visto un cartel que indicaba que se llegaba en 10 minutos, y se estaban acercando. Por esa razón, yo me introduje en el sendero que vi y allí decía que a la abadía en cuestión se llegaba en 30 minutos, porque estaba a más de 3 km de distancia. Total, que me metí al sendero, que me hizo dar más vueltas que a una peonza, para llegar al mismo sitio que ellas habían llegado por la propia carretera, de la que yo no habría tenido motivo para desviarme.

Finalmente llegué a la llamada Abbaye de Sauvelade, al mismo tiempo que la francesa que venía bastante atrás y que no tuvo que pegarse el paseo de casi 4 km de más que hube de caminar yo, por senderos no muy transitables.

Y como se hacía tarde y nos quedaba bastante por recorrer hasta nuestro final de etapa, séguimos ya sin pausa hasta Navarrenx, donde queríamos comer.

No conseguimos llegar al restaurante con la cocina abierta, pero nos prepararon unas fuentes con embutidos, paté de campagne y guindillas (pizarras) que estaban muy bien, y que nos supieron a gloria.

Terminada la medio comida, vinimos ya hacia el alojamiento que en esta ocasión ha sido Le Cri de la Girafe, que está bastante bien, gestionado por una pareja compuesta por un francés y una valenciana.

Una vez instalados y recuperados de la marcha, con ducha incluida y un breve descanso, salimos a conocer Navarrenx que ha resultado ser el mejor de cuantos lugares hemos tenido como final de etapa.

Es un lugar con movimiento, con diferentes bares y restaurantes, y en el que hay más cosas que ver que en la mayoría de lugares similares.

Tiene una muralla que rodea la población, en muy buen estado de conservación, y otra serie de edificaciones interesantes. Además hemos visto gente en las terrazas de los bares y cervecerías, a diferencia de lo que ocurría en otras poblaciones por las que hemos pasado.

Y finalizado el paseo por Navarrenx, todavía tuvimos tiempo de hacer un alto en una terraza para tomar unos refrescos, antes de regresar al alojamiento, previo paso por el Carrefour que está de camino para comprar algo de fruta para el recorrido de mañana.

Lo que nos han servido nuestros hospitaleros, para cenar ha estado muy bien. Una crema para empezar, seguida de de plato que contenía un trozo de pescado, calabacín a la plancha y arroz muy bien preparado y condimentado. Como postre, una tarta de manzana y limón.

En la cena conocimos al resto de peregrinos aqui alojados, siendo todos ellos de Francia, si bien el que teníamos frente a nosotros era un abulense que lleva muchos años en este país, casado con una francesa. Hicimos migas con todos, aunque la charla principal la tuvimos con nuestro paisano.

A diferencia de días anteriores, en este alojamiento tenían el detalle de ofrecer servicio de lavadora y secado. Nos pidieron que dejásemos la ropa del día y que ellos se ocupaban del lavado y secado. Así lo hicimos, si bien además de la ropa de hoy incluimos lo su teníamos de días anteriores. Ese detalle no pasó desapercibidos y así lo señalaron los hospitaleros, a lo que tuvimos que pedir disculpas indicando que ayer estuvimos en un camping donde no teníamos forma de lavar la ropa.

En total, han sido un montón de kilómetros pero hemos llegado bien.

2 comentarios sobre “Arthez-de-Bearn – Navarrenx

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